martes, 19 de febrero de 2013


Diálogo con trabajador agrícola de nacionalidad boliviana. (09/01/2013)
(Todo este parafraseo para no utilizar la palabra que ha caído en desgracia como expresión xenófoba, y que sin embargo, supo tener una connotación ‘cariñosa’ para  describir un laburante que trabaja de sol a sol sin chistar.)

Me apoyo en el tejido y miro a  cuatro o cinco muchachos doblados sobre plantitas no muy grandes – aparentemente las están revisando y sacándoles maleza que les haya crecido alrededor. Uno levanta la vista y se acerca al tejido sacándose la gorra.
TB: “Hola doña.”
Yo: Cuando lo tengo cerca: “Hola! No te reconocí. Cómo andás?”
TB: “Por eso me acerqué. Como no ve bien – (¿Tódos saben acá que soy chicata?! ) – Mire que no hay frutilla ahora, eh?”
Yo: Me río y termino de reconocerlo como ‘Micho’, el que siempre me da alguna que otra frutilla cuando están levantando la cosecha y yo me arrimo al lote ‘por casualidad’.  “Ya me dí cuenta – todavía no se siente el perfume desde mi casa.”
Me mira y creo que se sonríe – tiene esa ‘sonrisa de Gioconda’ como la llamo – no sabés si está sonriendo o es parte de sus rasgos faciales.
TB: “Sabe? Me casé no más con la Miriam.”  Ahora no hay dudas – las comisuras de los labios suben hasta formar una sonrisa standard.
Yo: Tratando de recordar cuándo me contó que se estaba por casar. “Ah. Bueno! Felicidades! Y dónde están viviendo?”
TB: “Empezamos a construir al lado de lo de mi hermano mayor. “
Yo:” Ah! Y tu familia? Todos bien?” Sé que con Micho no corro los riesgos que implica hablar con el podador’ (véase diálogo con podador 1 y 2) Micho es más bien parco. Sin embargo me sorprende con:
TB: “Y, bien, pero preocupados por el Lucho” (hermano menor de 7)
Yo: “Sí?” Con Micho hay que usar entonación ascendente siempre porque no da información voluntariamente muy seguido.
TB:”Anda con mala junta, vió? No le importa nada más que tener celu y andar por ahí” (Esta última expresión tiene una carga pragmática que te hace pensar que Lucho va camino a la delincuencia)
Yo: “Bueno, es el más chico. Viste cómo son. Les gusta juntarse con los de su edad y hacer lo que los otros de su edad hacen” (Descripción súper simplificada de la adolescencia!) “Eso los hace felices”. Y Micho vuelve a sorprenderme:
TB: “Cómo va a ser feliz si ni siquiera le gusta trabajar!” Menea la cabeza como diciendo ‘ud. no entiende nada’ y se calza la gorra. “Bueno, sigo. Nos vemos.”
Yo: “Chau.” Intento un chiste final y le grito “Mirá que cuando sienta el olorcito me vengo, eh?” Me saluda con la mano y vuelve a doblarse hacia la tierra.

Sigo mi camino y pienso en la famosa frase “El trabajo dignifica”. Error! Es al revés! Este tipo de gente dignifica el trabajo que le toca hacer. Caigo en cuenta que para los Michos de este país el gusto por el trabajo es la vida. Micho equipara el laburo con la felicidad – si no te gusta laburar no podés ser feliz.  Y de pronto me acuerdo que mi abuelo tenía la misma filosofía de vida. También suena en mi cabeza la frase “Refundar el país” – yo para eso importaría más Michos – eso sí, los pondría como dirigentes, porque así su amor por el trabajo haría que otros trabajaran y ellos no serían explotados como lo son ahora.

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