Diálogo
con Kiosquero: (11/01/2013)
(Necesario después del
diálogo con el empleado comunal )
Abro la puerta y me recibe el muy
bienvenido aire acondicionado.
K: “Hola, Sra. Cigarrillos?”
(Tienen una radiografía de mis vicios acá – por lo menos no mencionó la cerveza
– quizás porque eran las 11 a.m.)
Yo: “Y, ya que estoy…”
K: “De dónde viene?” (Calculo que
la pregunta se debe al verme ‘vestida’- Ojo! – léase shorts y remera y nó envuelta en el
pareo de siempre y chorreando agua)
Yo: “De la comuna. Me mandan las
boletas a cualquier lado y no puedo hacerles cambiar la dirección.” (No del
todo cierto, pero en fin…)
K: Se ríe con ganas. “No se
preocupe. Yo vivo a 5 cuadras y las mandan a lo de mi abuela!”
Me río también y decido
introducir el tema que realmente me llevó allí.
Yo: “Me atendió un Sr. muy
amable…” (ya he logrado impregnar mis frases de significados implícitos al modo
local)
K: Se vuelve a reír. “El que
habla como si fuera profesor de ‘Jarbar’? Vió la universidad esa donde estuvo
la Cristina?” (Por un momento me descolocó su cultura general y su
pronunciación de la venerada casa de estudios yanqui. Después dicen que la
Presidente no hace nada por la educación!)
Yo: Me río. “Debe ser ése. Muy
formal el hombre”
K: “Es Fulanito. Hijo de Menganito
y Menganita (y, sí, inevitables los puntos de referencia) – vinieron de Tucumán
hace mucho. Siempre habló así, desde chiquito” (Lo dice como quien habla de
alguien que tiene una enfermedad grave desde la niñez)
Yo: “Lo que me llama la atención
es que todo el mundo parece entenderle sin problemas y a mí, la verdad, por ahí
me costaba seguirlo” (No sabía cómo decirle que la mayoría de la gente, y más
aún la gente de aquí que es de hablar simple, no está acostumbrada a ese nivel
de formalidad – por eso puse como ejemplo mi supuesta falta de comprensión.
Error garrafal!!!)
K: Pone cara de asombro. “Pero si
ud. es profesora!” (Chan! Y ahora cómo salgo de ésta?) No deseando que todos
los docentes (porque acá los estereotipos se construyen con una velocidad increíble)
se vean desvalorizados, digo:
Yo. “Bueno, sí, pero no de
‘JARBAR’ (perdón Wells y co.!) Y sigo: “Además, si yo les hablara así a los
alumnos se me matarían de la risa!” (Omito decir que se me matan de la risa les
hable como les hable – en fin…)
K: Se ríe bien fuerte. “Ud. vió
alguien que le conteste?” (Gracias! Ya estamos nuevamente hablando del Fulanito
en cuestión). Me quedo pensando. Es verdad. No ví que nadie le contestara más
que ‘Uhum’, ‘Ajá’, ‘Gracias’, y alguna
otra onomatopeya. Como que me leyera los
pensamientos, el kiosquero dice:
K: “Vió? Si no hay que
contestarle ni entenderle todas las palabras difíciles que usa! Todo el mundo
sabe para qué va a la comuna, nó? Así que con ‘cachar’ a dónde tiene que ir,
qué papel presentar, o cuánto tiene que pagar, ya está.”
En una línea – y sin darse cuenta
– ha enunciado una teoría con la que, como profesora de una lengua extranjera,
convivo a diario: ‘Cachás’ la entonación?
‘Cachás’ las palabras importantes del mensaje? Entonces entendiste lo
que te dijeron. Sublime lo del kiosquero!!!
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