Diálogo con vecina (3):
(22/01/2013)
Ni me dejó abrir el
portón!
V: “Hola! Volvió?”
(‘Elemental mi querido Watson’)
Yo: (Haciendo malabares
con el bolso, la llave y el candado) “Ajá. Cómo anda?” (Por qué toma una frase
de cortesía por una pregunta real?)
V: “Y, vió, como
siempre.” (‘Ah! Esto va a ser corto’, pienso) “Fulanita se volvió a pelear con
el novio. Estaban en la plaza, pero acá se escucha todo!” (Deducciones
inmediatas: esto NO va a ser corto y está dotada de un oído supersónico si puede escuchar gente
hablando en la plaza desde su casa!)
Yo: (Habiendo
logrado sacar el candado y desesperada
por NO oír la historia) “Pero mire cómo está el jazmín! No lo regué dos días y
ya se cayó!”
V: “Y sí, además, capaz
que no le movió bien las raíces cuando lo plantó. ¿Le puso algo de abono? Todas
sus plantas parecen necesitar abono o tierra fuerte.”
Yo: (Casi sintiendo que hago ‘abandono de
planta’). “Las otras están bien. Es el jazmín _” (Por supuesto, no termino la
frase porque me pasa por encima como destructor a canoíta de madera)
V: “Fue bastante fuerte
esta vez” (¿Qué? ¿Hubo tormenta y no me enteré?) “Yo no sé por qué no se van a
pelear a otro lado!” (Ay! Volvió al tema original – ni la posibilidad de
criticarme la distrae!) Tengo ganas de decir ‘para que vos te entretengas’,
pero me lo guardo. Y como sé que no hay mejor defensa que un buen ataque:
Yo: “Es verdad que acá se
escucha todo. Yo, por ejemplo, escucho todo lo de su casa. Claro que está más
cerca que la plaza….” (A ver cómo salís de esta!)
Frena y baja a segunda
como Michael Schumacher .
V: “Ah? Sí? Yo de casa no
escucho casi nada de la suya.” (Ofrenda de paz aceptada a pesar del ‘casi nada’
que es una sutil amenaza.) “Bueno, la dejo para que se acomode.” (¿? Qué
gentil!). “Ah! Me olvidaba! Ya tengo sandías cuando quiera.”
Ya puso la carnada y sabe
que no voy a poder evitar morder el anzuelo! En fin….
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