Diálogo con vecina (2). 05/01/2013
El tiempo sigue nublado y
amenazador, pero no llueve y sí, tenía que podar las Durantas del frente – ubicadas en un ángulo de 30º con su
portón. Pero me siento protegida ya que podo del lado de adentro. Aún así, qué
son 30º y una pared de Durantas para alguien sedienta de información?
V: “Hola! Podando?”
Pregunta desde el otro lado de las Durantas sobre el ‘chac chac’ de las
tijeras. No, si voy a estar sacándole fotos al tronco de las Durantas diría mi
hijo.
Yo: Chac – “Aha”.
V: “Qué tormenta ayer a
la tardecita, eh? No vino su familia ayer” No fue una pregunta – entonación
descendente – afirmación. Chac
Yo: Chac “Sí”
V: “Ah! Porque yo ví un
auto clarito.” Chac. “ Llegó justo que se largó el aguacero. “ Chac chac. “Y
uds. tienen un auto oscuro, no?” Chac Chac Chac. No te la voy a hacer fácil.
Yo: Chac. “Aha.” Silencio
del lado de la calle.
V: Tanteando el terreno
con la sutileza de un elefante en un bazar. Chac chac “Un amigo?” Chac. “Porque
era un muchacho de mi edad, más o menos”. Chac. Chac.
Tengo ganas de seguirle
la corriente para ver hasta dónde llega, pero decido divertirme sólo un ratito
más. Subo un poco en la escalera y asomo la cabeza por encima de las Durantas.
Yo: “Gracias por el
cumplido. Así que mi primo le pareció más grande que yo?” Ironía desperdiciada.
Está tras de información y leo la desilusión y a la vez sospecha en su cara.
V: “Ah! Era su primo?” Entonación no definida
que denota las dos actitudes que no quiere expresar. Chac Chac. Una ramita le cae cerca.
Yo: “Aha” Chac
V: “Pero no se quedó
mucho, no?” Chac chac chac. Decido, por
mi paz mental y su seguridad física, terminar el diálogo.
Yo: Chac. “No, se fue
junto con mi marido y mis hijos, justo antes de los relámpagos” Chac chac chac.
Pienso: ‘Ya está’. Error!!!
V: “Lindo auto tiene!”
Chac. “Qué marca es?” Chac chac chac. Estoy a punto de sacarme cuando, a la
distancia, un rayo salvador ilumina el cielo y, segundos después, un sonido
ensordecedor hace temblar la tierra. Salto más que bajo de la escalera y la
vecina – que odia las tormentas – dice:
“Se viene!” y corre hacia su casa. Pero, por supuesto, se las arregla para
quedarse con la última palabra. “Yo que Ud. dejo de podar!” grita.
Nó, si me voy a quedar
acá para que me parta un rayo!!!
lo que me reí! jajaja que vie... señora chusma!
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