martes, 19 de febrero de 2013


Diálogo con cajero de mini mercado: (18/01/2013)
En realidad es el dueño de un almacén de ‘ramos generales’ aggiornado a los tiempos de supermercado.

C: “Hola Sra. Tanto tiempo!” (Como nos cruzamos hace poco supongo que lo que quiere decir es: ‘Ahora compra en lo de X, eh?”
Yo: “Cómo le vá? Qué cambiado está esto!” (Desapareció el viejo ‘mostrador’, también una pared que estaba detrás y hay estanterías por todos lados en una suerte de caos que supongo este  Armenio de tercera generación considera orden.
C:  “Pase, pase. Dése una vuelta” (Ni que fuera a recorrer un parque temático! Pero le doy el gusto y comienzo  a pasearme entre las estanterías aprovechando que no hay nadie – dos personas no entran en el pasillo)
“Tengo de todo, vió?” Me sigue, diciendo: “Acá están … y acá ….  Y del otro lado tiene….“ (Por qué todo el mundo piensa que soy ciega? O tal vez crea que no sé diferenciar los artículos de limpieza de los aderezos)
Yo: (Completada ‘la vuelta’) “Está todo muy lindo. Voy a _”
C: “¿Qué le traigo?” (Tan arraigado tiene su rol anterior de almacenero….) Nos reímos al mismo tiempo y yo busco con la mirada los consabidos canastitos. “No, canastos no tengo – porque con canastos la gente no se puede mover acá”. (Lógica pura! Y yo evito decir que sin canastos o changuitos la gente va a comprar lo menos posible ). Busco lo que necesito y voy a la caja.
Yo: “Y cómo va la venta? Mejor que antes?”
C: “Más o menos. Lo único que ahora tengo más gente de afuera (o sea, ‘veraneantes’) que antes.”
Yo. “Y cómo se las arregla solo? Digo, porque si tiene que cobrar y alguien quiere que le corte fiambre _”
No termino la frase porque ha divisado, a través del vidrio de la puerta (esas antiguas de madera y vidrio repartido con postigos) un auto de alta gama que está estacionando. Me deja con la palabra en la boca y sale disparado a abrir la puerta. Recibe a los clientes cual portero de hotel  5 estrellas, charla un ratito con ellos y vuelve a la caja.
C: “Qué me decía, Sra?”
Yo: “Nada.” (Ya tuve la respuesta a mi truncada pregunta!) Pago en efectivo  (no me da ticket, por supuesto), y cuando estoy por irme agrega:
C: “Ah! Me olvidé de decirle, ahora tengo ‘posne’, así que cuando quiera, puede usar la tarjeta de débito.”
Estoy a punto de decir ‘¿Cómo no me dijo antes!?’ cuando me doy cuenta que ésta es su pequeña venganza por no haberle comprado nada esta temporada.
Almacenero  1 – Adriana 0.

No hay comentarios:

Publicar un comentario