martes, 19 de febrero de 2013


Diálogo con heladero: (24/01/2013)

Veo una nube negra que va subiendo del oeste y salgo de la pileta porque los rayos no avisan. Me estoy secando cuando se larga un chaparrón y al mismo tiempo oigo que alguien golpea las manos. Voy hasta la puerta del frente que da  a la cochera y veo un señor en bici con la típica conservadora atrás – el heladero!

H: (Mientras chorrea agua) “Buenas, doña. Puedo?” (Señala la cochera).
Yo: “Pero sí, pase, pase, que se está empapando!” Busco un sillón y un toallón y se los ofrezco.
H: “Nó, está bien. Esto no dura.” (Si lo dice un ‘local’ hay que creerle aunque esté cayendo agua  a baldes) “Ya estoy viejo para esto.” (Se ríe) “Cuando tenía mi heladería trabajaba como loco, pero no tenía que andar en bici!”
Yo: “Ah, Ud. tenía una heladería?” (Este tipo de pregunta es riesgosa, pero como la lluvia no parece querer parar….)
H: “Ajá. Y hacíamos helados de verdad.” (O sea: ‘los que vendo ahora son una porquería’)”Con mucha leche. Esos eran helados!”
Yo: “ Uhum…” (Rayo y trueno de fondo)
H: (Mirando más allá de la cortina de agua – como mirando ese pasado de heladero ‘de verdad’) “Toda la familia trabajaba. Y nos iba re-bien. Después vinieron los helados de fábrica (De qué siglo me está hablando?) y nos mató. Pero bueno, hay que adaptarse a los tiempos, no? ” (De alguna manera me incluye en su generación – QTP! – que sospecho no es la mía por vaaaarios años!)
Yo: “Y sí, todo cambia” (Con esto le confirmo lazo generacional muy a mi pesar y a riesgo de que empiece a hablar de que ‘todo tiempo pasado fue mejor’). Pero me deja ‘helada’ cuando dice:
H: “Ajá. Ese DARGUIN tenía razón. Si no te adaptás, no sobrevivís.”  Me mira y, a pesar que me precio de poder poner  ‘cara de póker’ en circunstancias como éstas, se me debe notar la sorpresa porque a modo de explicación agrega: “En la primaria tuve una maestra que le encantaba la biología. La ‘señorita’ Blanca.” (Qué memoria!)
La lluvia para tan de golpe como empezó. “Bueno, doña, un gusto haber charlado con Ud. Gracias por el techo.”

Mientras cierro el portón y lo veo montarse en la bici pienso que este hombre es un sobreviviente por naturaleza y además que la ‘señorita Blanca’ nunca se habrá imaginado lo que pudo su amor por la biología.

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