martes, 26 de marzo de 2013


Diálogo con empleada de Rapipago (rapi?)

Yo: “Hola. Vengo a pagar esto” (paso la correspondiente boleta a la empleada)
ER: (Sorprendiéndome, porque tiene una cara de limón agrio que mata) “Buen día. Está lindo hoy, ¿no?” (Mira hacia afuera por la puerta de vidrio)
Yo: “Si. Está fresco. Ya estamos en otoño.” (¿Por qué agrego?! Con ‘sí’ hubiese sido suficiente!)
ER: (Sin siquiera mirar la boleta que tiene en la mano) “Eso discutíamos hoy con una amiga mía. ¿Empezó el 21 o el 22? (¿O yo estoy mamada o estamos hablando de las estaciones?)
Yo: “Creo que el 21.” (Hago una pausa para no sonar brusca) “Es una factura electrónica” (agrego esta última información que a buen entendedor debería significar: ‘vengo a pagar, no a charlar’)
ER: “Eh? Ah! Sí. Cobramos esto.” (Pero sigue sin pasar el papel por el aparatito que lee el código de barras) “Qué cosa, ¿no? ¿Vio que en el hemisferio norte están en primavera?”
Yo: (Resignándome a que la transacción no va a ser ‘rapi’) “Si. Tienen las estaciones opuestas a las nuestras” (Abro la billetera y empiezo a sacar la plata como para cerrar la charla)
ER: “Pero vi que en algunos lugares ya están teniendo nieve. ¿Nieve en otoño?” (Es claro que esto último espera respuesta de mi parte)
Yo: “Y, sí, depende del lugar. Cuanto más al norte, más frío, calculo.” (No es cuestión que crea que sé más, o no me voy en toda la mañana!)
ER: “Me encantaría ir a un lugar así. De visita, claro. No para vivir. Debe ser feo tener frío todo el día! Aunque uno se acostumbra al clima, ¿no? (Esta pobre mujer está charlando con Su Otro Yo a través de mí!)
Yo: “Sí” (Lacónica y mirando detrás de mí para ver si no hay nadie esperando. No. Nadie! )
ER: “Justo ayer fue el dia internacional del clima. Lo escuché en la radio.”
(Noooooooooooo!!! Espero que MI Otro Yo no se exprese a través de mi voz o va a decir algo como: ‘otro día internacional de boludeces’!)
Yo: “Ah! ¿Sí?” (Ya desesperada) “Eh… ¿Cuánto es?” (Ya tengo la plata justa en la mano, pero ya no sé cómo hacer para pagar!)
ER: (Me dice el monto y finalmente pasa el lector por el código de barras!) “Uy! No lee esto.” (Y amaga a pasarme la boleta)
Yo: “Pero tiene los números abajo.”
ER: (Mira el papel) “Ah, sí. Pero son re-chiquitos. Yo no los veo.” (Ah! No! Si los veo yo, que tengo un solo ojo! ) “Va a tener que imprimir de nuevo y agrande la imagen.”
Yo: “¿Y si te leo los números?”
ER: “Bueno, pero si se equivoca es su problema.” (¿Dónde se fue la amabilidad y la charla sobre el clima?) Ni le contesto y empiezo a leer los números. Me hace repetir varias veces y siento que me empieza a subir la mostaza  (expresión algo antigua que quiere decir que, en términos de clima, estoy en el trópico!)
Yo: “Gracias” (Cuando la boleta ‘vuela’ hacia mí nuevamente junto con el papelito que certifica el pago) Y como no me contesta la muy maleducada, parto con: “Y el otoño empezó el 20 de marzo a las 21:07”
Cuando cierro la puerta de vidrio, todavía tiene la boca abierta. Pero seguro que no será para responder a mi ‘gracias’!

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