Diálogo con empleada de
Rapipago (rapi?)
Yo: “Hola. Vengo a pagar
esto” (paso la correspondiente boleta a la empleada)
ER: (Sorprendiéndome,
porque tiene una cara de limón agrio que mata) “Buen día. Está lindo hoy, ¿no?”
(Mira hacia afuera por la puerta de vidrio)
Yo: “Si. Está fresco. Ya
estamos en otoño.” (¿Por qué agrego?! Con ‘sí’ hubiese sido suficiente!)
ER: (Sin siquiera mirar la boleta que tiene en la mano) “Eso discutíamos hoy con una amiga mía. ¿Empezó
el 21 o el 22? (¿O yo estoy mamada o estamos hablando de las estaciones?)
Yo: “Creo que el 21.” (Hago
una pausa para no sonar brusca) “Es una factura electrónica” (agrego esta
última información que a buen entendedor debería significar: ‘vengo a pagar, no
a charlar’)
ER: “Eh? Ah! Sí. Cobramos
esto.” (Pero sigue sin pasar el papel por el aparatito que lee el código de
barras) “Qué cosa, ¿no? ¿Vio que en el hemisferio norte están en primavera?”
Yo: (Resignándome a que
la transacción no va a ser ‘rapi’) “Si. Tienen las estaciones opuestas a las
nuestras” (Abro la billetera y empiezo a sacar la plata como para cerrar la
charla)
ER: “Pero
vi que en algunos lugares ya están teniendo nieve. ¿Nieve en otoño?” (Es claro
que esto último espera respuesta de mi parte)
Yo: “Y,
sí, depende del lugar. Cuanto más al norte, más frío, calculo.” (No es cuestión
que crea que sé más, o no me voy en toda la mañana!)
ER: “Me
encantaría ir a un lugar así. De visita, claro. No para vivir. Debe ser feo
tener frío todo el día! Aunque uno se acostumbra al clima, ¿no? (Esta pobre
mujer está charlando con Su Otro Yo a través de mí!)
Yo: “Sí”
(Lacónica y mirando detrás de mí para ver si no hay nadie esperando. No. Nadie!
)
ER: “Justo
ayer fue el dia internacional del clima. Lo escuché en la radio.”
(Noooooooooooo!!!
Espero que MI Otro Yo no se exprese a través de mi voz o va a decir algo como: ‘otro
día internacional de boludeces’!)
Yo: “Ah!
¿Sí?” (Ya desesperada) “Eh… ¿Cuánto es?” (Ya tengo la plata justa en la mano,
pero ya no sé cómo hacer para pagar!)
ER: (Me
dice el monto y finalmente pasa el lector por el código de barras!) “Uy! No lee
esto.” (Y amaga a pasarme la boleta)
Yo: “Pero
tiene los números abajo.”
ER:
(Mira el papel) “Ah, sí. Pero son re-chiquitos. Yo no los veo.” (Ah! No! Si los
veo yo, que tengo un solo ojo! ) “Va a tener que imprimir de nuevo y agrande la
imagen.”
Yo: “¿Y
si te leo los números?”
ER: “Bueno,
pero si se equivoca es su problema.” (¿Dónde se fue la amabilidad y la charla
sobre el clima?) Ni le contesto y empiezo a leer los números. Me hace repetir
varias veces y siento que me empieza a subir la mostaza (expresión algo antigua que quiere decir que,
en términos de clima, estoy en el trópico!)
Yo: “Gracias”
(Cuando la boleta ‘vuela’ hacia mí nuevamente junto con el papelito que
certifica el pago) Y como no me contesta la muy maleducada, parto con: “Y el
otoño empezó el 20 de marzo a las 21:07”
Cuando
cierro la puerta de vidrio, todavía tiene la boca abierta. Pero seguro que no
será para responder a mi ‘gracias’!
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