viernes, 8 de marzo de 2013


Diálogo con mi otro yo en el día internacional de la mujer:

Yo: “Hoy es nuestro día.”
MOY: “El tuyo será. Yo me niego a que me rotulen – ni siquiera con el género.”
Yo: (Sarcásticamente) “Mirá, si sos ‘masculino’, me hubieras avisado antes!”
MOY: “Ya te dije. No me gustan los rótulos.”
Yo: “Mirá que sos jodida! No vas a negar que la sociedad nos impone mandatos de roles, y…”
MOY: “Sabés que no me gusta interrumpir” (Nó! Qué va!), “pero yo estoy con la filosofía del  yin yang.”
Yo: “Bueno, esa filosofía se refiere al equilibrio de los opuestos, no? Y ve las diferencias de género como opuestos.” (Tomá!)
MOY: “Uhm… por ahí tenés razón. (¿Cómo ‘por ahí’?!) “Pero entonces, por qué no se celebra el día del género masculino? Esto de que haya un día especial para las mujeres me parece autodiscriminatorio.”
Yo: (Ay! Discusión filosófica a las 9 de la mañana! Demasiado para mí!) “Otro día la seguimos. Ahora_”
MOY: “Sí, ya sé. Ahora es cuando te escapás …”
Yo: (Ya enojada) “No me escapo de nada. No festejés el día y listo. O mejor, inventate un día para festejar. Qué sé yo – el día del Otro Yo Recalcitrante, por ejemplo!”
MOY: (Suspira como quien suspende una discusión porque el cerebro del otro es demasiado pequeño para entender sus profundas reflexiones)  “No está mal la idea de inventar otro día de celebración. Voy a tratar de imponer ‘ El Día Del Ser Humano’.”
Yo:  “Discriminadora de animales!”
MOY: “Para nada – los animales ya tienen su día. El problema va a ser establecer la diferencia entre ellos y uds.” (Pero qué HDP!)
Yo: “Lamento comunicarte que acabás de autorotularte por la negativa. Si no sos animal ni ser humano, qué sos?”
Silencio. Ah! Bendito silencio!

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