domingo, 26 de enero de 2014

Diálogo con vecino desconocido

El sol está cayendo (bueno, supongo que para los japoneses está ‘ascendiendo’, pero es una linda expresión, ¿no?) y desde donde estoy sentada – en el borde de la pile – veo que un perro pasa por debajo del alambrado y se acerca. Al mismo tiempo escucho:

VD: “ ¡HÉRCULES! ¡VENÍ ACÁ! (Los gritos no le hacen mella a ‘Hércules’ que se sienta delante de mí y mueve la cola.
Yo: “ ¡Pase!” Le grito al VD que debe rondar los 70 años y que entra raudamente retando a Hércules.
VD: “ ¡Vení acá te dije! ¡Perro desobediente!  ¡HÉRCULES!!!!”
Hércules, dicho sea de paso, no podría ser una imagen más diferente del famoso héroe mítico: raza desconocida, flaco, de orejas caídas y cola finita. Todo el aspecto de un mosquito tiene el pobre.
VD: “Mil disculpas, Sra. Y mírelo, ¡encima le mueve la cola!” Hércules gira la cabeza, lo mira, y sigue mirándome y moviendo el hilo que tiene por cola.
Yo:  “Vaya a saber por qué se metió. ¿Será que me vio sentada acá y le llamó la atención?”
VD: (Mientras Hércules me huele el puño que le acerco al hocico y me lame la mano) “Y encima ud. me tuvo que dejar entrar así. Mil disculpas de nuevo. ¿Mire si soy un ladrón? Permítame presentarme. Soy XX. Mucho gusto.” (Y me da la mano mientras Hércules me mira y parece decir: ‘si éste es un choro, yo soy un mastín napolitano’).
Yo: “Encantada. ¿Hace mucho que lo tiene?” (Refiriéndome al perro, no a la excesiva respetuosidad del dueño)
VD: “Hace como seis años. Y ya era grande cuando lo encontré. ¿No cierto Hércules?” (Le pasa la mano por el lomo y Hércules se echa a mis pies. Me mira como diciendo: ‘él también ya era grande cuando lo encontré’) “Pero en serio. Tiene que tener cuidado con quién deja entrar. Yo por suerte lo tengo a él que es re-guardián.” (¡Ah, bué! ¿Esta cosa que me está lamiendo los dedos de los pies es guardián?)
Yo:”Parece tan buenito.”
VD: “ Sí. Pero ya le arrancó parte del pantalón a varios.” (¡Miralo vos a Hércules! Aunque pienso que puede haberle llevado pedazos de ropa que encontró por ahí. Lo miro y parece leerme la mente porque se levanta de golpe y se para al lado de su dueño)
“Bueno. Ahora ya saludaste a la Sra. A casa.”
Yo: (Acompañando a ambos a la puerta) “Bueno, si se le pierde algún día, ya sabe que puede estar acá.” (Y me rio)
VD: “Ud. debería tener un perro guardián. Con las cosas que están pasando…” Hércules me mira como diciendo: ‘¿Te das cuenta que si no hago de guardián con este paranoico capaz que me cambia por uno guardián de verdad?)
Yo: “Me encantaría tener un perro, pero de compañía.” (Hércules me mueve la cola)
VD: “Bueno. Éste es buena compañía también.  Bueno, cuando no se me escapa. Ja Ja.”


Los despido en la puerta y mientras vuelvo sobre mis pasos hacia la pile tengo la sensación de haber charlado más con el can que con el humano.

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