Diálogo con vecino desconocido
El sol está cayendo (bueno, supongo
que para los japoneses está ‘ascendiendo’, pero es una linda expresión, ¿no?) y
desde donde estoy sentada – en el borde de la pile – veo que un perro pasa por
debajo del alambrado y se acerca. Al mismo tiempo escucho:
VD: “ ¡HÉRCULES! ¡VENÍ ACÁ! (Los
gritos no le hacen mella a ‘Hércules’ que se sienta delante de mí y mueve la
cola.
Yo: “ ¡Pase!” Le grito al VD que
debe rondar los 70 años y que entra raudamente retando a Hércules.
VD: “ ¡Vení acá te dije! ¡Perro
desobediente! ¡HÉRCULES!!!!”
Hércules, dicho sea de paso, no
podría ser una imagen más diferente del famoso héroe mítico: raza desconocida, flaco,
de orejas caídas y cola finita. Todo el aspecto de un mosquito tiene el pobre.
VD: “Mil disculpas, Sra. Y mírelo, ¡encima
le mueve la cola!” Hércules gira la cabeza, lo mira, y sigue mirándome y
moviendo el hilo que tiene por cola.
Yo:
“Vaya a saber por qué se metió. ¿Será que me vio sentada acá y le llamó
la atención?”
VD: (Mientras Hércules me huele el
puño que le acerco al hocico y me lame la mano) “Y encima ud. me tuvo que dejar
entrar así. Mil disculpas de nuevo. ¿Mire si soy un ladrón? Permítame
presentarme. Soy XX. Mucho gusto.” (Y me da la mano mientras Hércules me mira y
parece decir: ‘si éste es un choro, yo soy un mastín napolitano’).
Yo: “Encantada. ¿Hace mucho que lo
tiene?” (Refiriéndome al perro, no a la excesiva respetuosidad del dueño)
VD: “Hace como seis años. Y ya era
grande cuando lo encontré. ¿No cierto Hércules?” (Le pasa la mano por el lomo y
Hércules se echa a mis pies. Me mira como diciendo: ‘él también ya era grande
cuando lo encontré’) “Pero en serio. Tiene que tener cuidado con quién deja
entrar. Yo por suerte lo tengo a él que es re-guardián.” (¡Ah, bué! ¿Esta cosa
que me está lamiendo los dedos de los pies es guardián?)
Yo:”Parece tan buenito.”
VD: “ Sí. Pero ya le arrancó parte
del pantalón a varios.” (¡Miralo vos a Hércules! Aunque pienso que puede
haberle llevado pedazos de ropa que encontró por ahí. Lo miro y parece leerme
la mente porque se levanta de golpe y se para al lado de su dueño)
“Bueno. Ahora ya saludaste a la Sra.
A casa.”
Yo: (Acompañando a ambos a la
puerta) “Bueno, si se le pierde algún día, ya sabe que puede estar acá.” (Y me
rio)
VD: “Ud. debería tener un perro
guardián. Con las cosas que están pasando…” Hércules me mira como diciendo: ‘¿Te
das cuenta que si no hago de guardián con este paranoico capaz que me cambia
por uno guardián de verdad?)
Yo: “Me encantaría tener un perro,
pero de compañía.” (Hércules me mueve la cola)
VD: “Bueno. Éste es buena compañía
también. Bueno, cuando no se me escapa.
Ja Ja.”
Los despido en la puerta y mientras
vuelvo sobre mis pasos hacia la pile tengo la sensación de haber charlado más
con el can que con el humano.
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