lunes, 19 de mayo de 2014

Diálogo con Conductora Maleducada (2) – porque ya tuve una ‘charlita’ con otro CM – género masculino aquella vez.

Sur de la ciudad. Estoy buscando lugar para estacionar, por lo tanto tengo las balizas prendidas. Encuentro un lugar y freno. Al instante un bocinazo me hace saltar del asiento. Proviene de una camioneta 4X4 que está pegada al paragolpes trasero de mi auto. Bajo el vidrio y le hago señas manuales (parece que las balizas no las vio) para que pase.

CM: (Alineando su ventanilla de acompañante con mi ventanilla) “¿Qué carajo hacés? ¡Venís a paso de tortuga (¿No vio el cartel de velocidad máxima?) y encima pretendés estacionar!”
Yo: (Pienso que va a ser mejor dejar las cosas ahí, pero me puede la docente) “¿No viste las balizas?”
CM: “¡Y qué MIERDA me importan las balizas!” (¡Ah, bueno! Delicadita la Sra.) “¡¿Cómo te dieron el carnet – con esos culos de botella y ese ojo?! (Ahora sí se pudrió todo – ya me calenté)
Yo: “A lo mejor porque con este ojo y estos culos de botellas vi que había un idiota pegado al paragolpes que no mantenía la distancia reglamentaria y encima no le daba bola a las balizas.” (Miro el retrovisor para ver si no estamos obstaculizando el tránsito, pero no hay nadie atrás)
CM: (Sin responder a mis palabras – me parece que soy sustituta para el objeto real de su ira… vaya a saber quién o qué) “Por boludas como vos nos dicen a todas que las mujeres no sabemos manejar.”
Yo: (Sonriéndole ampliamente) “¿No será que necesitás un almohadón en el asiento y sacarle los polarizados a la camioneta? A lo mejor verías mejor. Y además supongo que sabés que las balizas son precisamente para anunciar una maniobra. ¿Vos rendiste para el carnet o te lo regalaron? Porque yo sí rendí.” (Pongo marcha atrás y miro el espejo lateral esperando que esto le indique el final del altercado, siga, y me deje estacionar en paz)
CM: “¿Y vas a estacionar no más?” (¿Pero además de maleducada es idiota en serio?)
Yo: “Y, sí, querida. Si movés ese monstruo de camioneta voy a poder estacionar. Por muy amena que esté la charla, tengo cosas que hacer.”
CM: “¿¡Y vos creés que yo no!? Estoy llegando tarde a buscar los chicos al colegio por tu culpa.” (Ya está. Necesita psicólogo/a – pero no creo que sea el momento de decírselo)
Yo: “Entonces te recomiendo que arranques. ¡Con las cosas que están pasando a la salida de las escuelas! No quiero ni pensar lo que te puede decir tu marido si le pasa algo a los chicos.”
CM: (Con la vista perdida vaya a saber dónde) “Pero y LPMQTP!  ¡Lo único que me falta! Que una tarada que no sabe manejar me diga lo que tengo que hacer.”

Pero arranca, dejando un poco de goma de las cubiertas en el proceso, y el espacio libre para que yo estacione.

Mientras cierro el auto reflexiono que esta CM podrá manejar una camioneta, pero nunca podrá manejar su vida si no empieza por hacerse cargo de ella y deja de culpar a los demás por cualquier cosa que le sale mal.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Diálogo con Mi Otro Yo mientras trato de hacer una tarta de champiñones  _ ¡Sí, trato de cocinar!

Estoy mirando fijamente la cebolla en la sartén a la espera que ‘se ablande’ – como dice la receta – cuando…

MOY: “¡Hola, hola! ¿Qué hacés?”
Yo: (¿Justo ahora tenía que aparecer?) “¿Sos ciega? No ves que estoy cocinando?”
MOY: “No, no. La ciega sos vos. Pero quería hablarte de otra cosa.”
Yo: (Con la vista fija en la cebolla) “Umm”
MOY: “¿Viste que hubo discusión de alto vuelo lingüístico entre políticos la semana pasada?”
Yo: (Ya mareada de tanto mirar la cebolla) “¿Qué_”
MOY: “¿Te la perdiste? Tenía que ver con semántica, connotación, denotación, plurisignificatividad, y todas esas porquerías que vos pretendías enseñarle a los alumnos – y encima, en inglés.”
Yo: (Quitando la vista de la cebolla por un instante) “¿De qué carajo estás hablando? Ahora no tengo tiempo para _”
MOY: “Yo que vos saco la cebolla porque la receta decía ‘blanda’, no chamuscada o quemada.”
Manoteo la sartén y la retiro del fuego justo a tiempo.
Yo: (Sabiendo que si no la dejo terminar no me va a dejar en paz). “Bueno, dale y decime, así me dejás cocinar tranquila.”
MOY: “Pero seguí no más. Capaz que entre las dos sacamos una tarta pasable. Bueno, la cosa fue así: alguien dijo que en la argentina se producía droga, ¡y se armó un bolonqui de aquellos!”
Yo: (Dándome cuenta de qué está hablando y ya concentrada en cortar el jamón en juliana) “Ah, sí. ¿Pero qué tiene que ver _?” (Y me interrumpe como de costumbre)
MOY: “¿Eso es cortar en juliana? (¡La PMQLP!) Bueno, la cosa es que el vago se tuvo que retractar porque otro vago dijo que no había ‘producción’, sino ‘elaboración’. O sea, un problema semántico.
Yo: (Ni siquiera intento señalar lo inadecuado de llamar ‘vagos’ a dos políticos que, además, son Ministro de Defensa uno, y Secretario de Seguridad el otro … o no, ¡qué sé yo!) “Umm.”
MOY: “Ché, estás más concentrada que cuando armabas exámenes o corregías.” (¡Me voy a operaaaaar de vos!) “Bueno, la cuestión es que busqué en la RAE. (¡Ay!) ‘Elaborar’ es transformar una cosa u obtener un producto por medio de un trabajo adecuado’, y ‘producir’ es ‘fabricar, elaborar cosas útiles’. (¡Ah, bué!) Pero ‘fabricar’ es producir objetos en serie, generalmente por medios mecánicos.”
Yo: (Pensando en el próximo paso de la receta – se lo podría dejar a MOY – romper los huevos para batir con el queso) “¿Y cuál es el punto?”
MOY: “Nosotros somos los ‘puntos’ – pero bueno, la cosa es que ahora sé que no tenemos la materia prima para la droga, pero somos unos genios para importarla sin pagar impuestos y utilizarla para transformarla en el producto final y, claro, exportarla también sin pagar impuestos.”
Yo: “¿Vos estás muuuuy al dope, no?”
MOY: (Por supuesto sin acusar recibo) “Tenés un pedazo de champiñón en la campera. Y ahora tené cuidado cuando vuelques la mezcla porque_”
Yo: (Finalizando con ese paso tan importante sin que me tiemble el pulso y poniendo  todo en el horno) “Si lo que intentabas era arruinarme el plato, me parece que fallaste.”
MOY: “¡Pero me extraña! Al contrario. Fijate que con mi ayuda has terminado la ‘elaboración’ con éxito – ahora, ¡Ojo! Porque se te puede podrir todo en la ‘cocción’.


Y desaparece la muy HDP. Y yo pienso que, para el común de la gente, la discusión sobre las mínimas diferencias de ‘significado’ entre los términos en cuestión en realidad construyen un significado con una connotación mucho más negativa.

lunes, 12 de mayo de 2014

Diálogo con conciudadano tecnofóbico.

Me siento a esperar el cole en un banco de la plaza ocupado sólo por un señor de más o menos mi edad. Saco un cigarrillo y antes de encenderlo….

Yo: “¿Le molesta si fumo?”
CT: “Para nada. ESO sí me molesta.”
Sigo su mirada adusta y veo que la pasea por las personas sentadas en otros bancos, de distintas edades, que están concentrados en sus respectivos celulares.
Yo: “Bueno, la tecnología es así.” (¿Qué quieren que diga?)
CT: “Ya nadie charla. Nadie te mira a la cara. Ni siquiera se dan cuenta que estás al lado de ellos. ¿Ud. tiene celular?” (Lo dice en un tono tan acusador que casi, casi, le digo que no.)
Yo: “Sí, claro. Es muy útil.”
CT: “¡Bah! ¿Y cómo vivía la gente antes del celular, eh? En mis tiempos_”
Yo: (Cortando, creo que de raíz, el monólogo que veo venir) “Y, los tiempos cambian.”
CT: “Para peor. Los chicos pegados a las computadoras haciendo vaya uno a saber qué, y poniendo fotos de ellos que todo el mundo ve, ‘chatiando’ con vaya uno a saber quién, _”
Yo: (La verdad, no sé si no hubiese sido mejor que lo dejara hablar de ‘sus tiempos’) “Y sí, todo invento o nueva tecnología se puede usar para bien o para mal, ¿no?” (Y me inclino hacia adelante para ver si no viene el cole salvador)
CT: “¡Pero mírelos!  ¡Parecen robots! Para mí todo eso les pudre el cerebro.” (Querido, me parece que el que tiene el cerebro podrido sos vos.)
Yo: “Ni más ni menos que el televisor. Y cuando la tele llegó a argentina también había gente que creía que ‘nos iba a podrir el cerebro’. Y bueno, Ud. y yo crecimos mirando tele, ¿no?” (Como docente siempre pensé que un buen ejemplo clarifica conceptos – se ve que estaba equivocada)
CT: (Mirándome directamente y me parece que cada vez más enojado) “¿¡No va a comparar la tele con – con – ESO?!” (Esta vez vuela un dedo acusador que apunta a los antes mencionados usuarios de celus) “¡Pero mírelos! (¡Ya los miré!) Si hasta hace la gente maleducada. Ni te saludan siquiera.”
Yo: (Ya recalentándome un poco, lo admito) “La mala educación y la falta de consideración no las produce la tecnología. Y conozco familias que se sientan a almorzar con el tele prendido y no se dirigen la palabra hasta que llega la publicidad – y a veces ni ahí. ”
CT: “¿Y eso qué tiene de malo?” (¡Ah, bué. Me parece que metí el dedo en la llaga con el ejemplo.) “En mis tiempos_” (¡pero y la PM!)
Yo: “Ahí viene mi cole.” (¡Y espero que no sea el tuyo también!) “Hasta luego”


Al alejarme mi oído percibe algo como un gruñido en respuesta a mi saludo. Lo dicho, la mala educación no la produce la tecnología.

jueves, 8 de mayo de 2014

Diálogo con vecina (de la quinta)

Me doy una vueltita por la quinta para ‘contemplar’ todo lo que habría que hacer (nótese el subjuntivo) – cosas como barrer las hojas, cortar el césped, etc. etc.
Me bajo del auto para abrir el portón y…

V; “¡Hola! ¡Hola!” (La vecina avanza hacia mí casi corriendo y moviendo los brazos como aspas de molino al viento)
Yo: “Hola. ¿Cómo le va?”
V: (Agitada por la carrera) “Bien, pero menos mal que vino.” (Pienso: ‘sonamos – me afanaron’)
Yo: “¿Pasa algo?” (Mirando alrededor para detectar alguna señal de actividad extraña)
V: “¡Pasó de todo!” (Y procede a ponerme al tanto de los robos, disputas amorosas, nuevos vecinos, compra y venta de terrenos, nacimientos y embarazos ‘no esperados’, etc. … en ese orden caótico) “¡Y ud. sin aparecer!” (Tomo esto como: ‘si ud. no viene, ¿a quién le cuento todo esto?’)
Yo: “Pero si vine hará una o dos semanas.”
V: “Ah. No la vi. Si no, la ponía al tanto ahí.” (Interesante uso de ‘ahí’, que generalmente indica lugar, para referirse a tiempo).
Yo: “Bueno, voy a_”
V: “Sí, vaya, vaya. ¡Mire la cantidad de hojas que tiene! Menos mal que su hijo podó las durantas, ¿no?” (¿No era que no me había visto? No te animaste a venir porque estaba con mi hijo.) “Si no parecería una casa abandonada.” (¡Pero y la PMQTP! ¿Por qué no mirás tu ‘jardín’ que parece una selva?)
Yo: (Sacando el candado del portón y dirigiéndome con paso firme al auto) “Bueno, me voy a poner a _”
V: “¡Ah, me olvidaba! La anduvo buscando el ‘podador’. (Primero, consigue que no entre al auto, y segundo, su enunciación de la palabra ‘podador’ es una obra maestra que denota claramente lo que piensa del petiso)
Yo: “¿Si? Quién sabe qué quería. Todavía no lo llame para que me po_”
V: “Si. Me dijo. Estuvimos charlando un rato.” (¡Ay! No sé si preocuparme o desear haber tenido la oportunidad de ser mosquito para escuchar esa ‘charla’) “A mí no gusta hablar por hablar, ¿vio?, pero ese hombre sabe vida, obra y milagro de todo el mundo – un chusma.” ( ¡Cómo me perdí esa conversación! Se deben haber sacado chispas)
Yo. “Bueno. Menos mal que de mí no sabe mucho.” (Y pienso: ¡igual que vos!)
V: “La verdad que no.” (Pero que HDP, ¿así que sí hablaron de mí, eh?) “De todos modos – me dijo que si la veía le dijera que lo llamara.” (La curiosidad matará al gato, pero con ésta, si fuese planta, ¡actuaría como fertilizante!)
Yo: “Bueno, gracias por darme el mensaje.” (Sonrisa enigmática de mi parte mientras me siento en el auto – y, algo hay que darle para que sobreviva, ¿no?)

Piso el acelerador y me meto en la cochera. Como todavía está parada ahí, no cierro el portón y desaparezco dentro de la quinta saludándola con la mano.

Espío por la ventana y la veo volver a su casa con paso lento y cabizbaja – que quieren que les diga, me da penita… Pero aun así, ¡no me agarra cuando me vaya!!! 

sábado, 3 de mayo de 2014

Diálogo con taxista (¿o el monólogo del taxista?)

1.30 a.m. Estamos volviendo de una ‘reunión social’ con una amiga en un taxi – una de esas juntadas de docentes para pasarlo bien y no hablar de laburo. Por supuesto, siempre se termina hablando de laburo. En el taxi, que viene demasiado rápido para mi gusto, seguimos charlando de laburo. (¡Una joda bárbara la nuestra!) Mi amiga se baja y yo le doy mi dirección.

T: (Sorpresivamente desacelerando a ritmo de tortuga) “¿Uds. Son ‘tichers’?”
Yo: (¡Ay! ¡Sonamos! Aunque no reconozco los ojos que me miran por el retrovisor) “Si.”
T: “¿Ud. puede creer - que yo siempre odié el inglés?”
Yo: “¡Ah!”
T: “Estudié en una escuela técnica y tuve dos ‘tichers’. Una alta, hermosa, toda delicada – la quería un montón.”
Yo: (Sin entender cómo se relaciona esta descripción con su odio por el inglés) “Hum”
T: “Y otra petisa que era veneno puro. Con ninguna aprendí. Odiaba el inglés.”
Yo: (Por la entonación ya me doy cuenta que no habla más conmigo y está recordando ‘viejos tiempos’) “Y, en las escuelas técnicas es difícil que los chicos_”
T: “Pero mire cómo es la vida. Hace seis años mi cuñado – que estaba en Florida, Estados Unidos – me llamó para laburar allá en la construcción.”
Yo: “¡Pero mire Ud.!” (Expresión de la época del moño, ¿pero qué otra cosa puedo decir?)
T: “Ahí me di cuenta lo estúpido que fui en no tratar de aprender inglés.”
Yo: “Bueno, pero en Florida y trabajando en la construcción_” (Ya me estoy acostumbrando a no terminar las frases)
T: “Sí. Todos latinos. Pero a los ‘red nec’ les iba peor porque los yanquis no entendían que siendo Mejicanos no hablaran inglés.” (¡¿?!)
Yo: “Uhm” (Y sigue manejando leeento. Y hasta los semáforos conspiran contra mí y se ponen rojos apenas ven el taxi acercarse)
T: “Por eso a mis hijos los mandé a inglés desde chicos. Y les dije: ‘no importa si la ‘ticher’ es una bruja – uds. estudian y aprenden igual.”
Yo: “Uhm” (Ni soñando intento revertir la imagen de ‘bruja’ de las profes de inglés que tiene. ¡Sólo quiero llegar a casa!)
T: “¿Pero puede creer que a ellos les gusta?” (Pienso: o te dicen que les gusta porque yo tampoco le llevaría la contra a dos metros de altura y un ancho impresionante)
Yo: “Bueno. Lo que pasa que cuando se empieza de chico_”
T: “Pensar que lo único que yo decía era ‘noespikinginglish’, ‘noespikinginglish’.” (¡Ay! Noooo. Sábado de madrugada ¡y yo escuchando esto! ¿Será un castigo divino por mi jubilación?)
Yo: “Ja. Ja.” (No risa propiamente dicha, más bien onomatopeya)
T: “Así que a mis hijos, cuando estamos viendo una peli en inglés, les digo que saquen los subtítulos (¡Ah! ¿Tiene uno de esos televisores? Se ve que gana bien con el taxi.) y me traduzcan.”
Yo: (Debatiéndome entre la piedad por esos chicos o decirle que cuando terminen la secundaria hagan el traductorado de inglés) “Eso no es fácil porque_”
T: “¡Y más les vale que yo entienda!” Y se ríe con ganas. (Y yo veo que quedan sólo unas cuadras para casa)
Yo. “Allá en la esquina a la izquierda.” (Para pero me sigue charlando unos minutos más – ya se me cansa el brazo de tenerlo extendido con el billete en la mano.)
T: Terminando su monólogo con un inesperado: “Nunca deje que un alumno de diga que el inglés es una boludez. Y le doy permiso para que les cuente lo que me pasó a mí.” (Y después de esta generosa cesión de su derecho de copyright,  me redondea el precio para abajo – algo que tomo como su ofrenda de paz para todas las ‘tichers’)
Yo: “Claro. Muchas gracias. Que siga bien.”
T: “Ud. también.” (Y arranca como cuando lo tomamos con mi amiga – a todo lo que da)

Mientras trato de poner la llave en la cerradura, (¡No sean mal pensados! No es por excesivo consumo de alcohol, sino porque no se ve un pomo) pienso que con padres como éstos la vida sería mucho más fácil para las ‘tichers’ – ¡los hijos que se la banquen!