sábado, 21 de diciembre de 2013

Diálogo pre-vacaciones 2014 … con vecina (Ver diálogos de vacaciones 2013)

Después de cortar el césped y poner a llenar la pileta, estoy desparramada en el sillón con las piernas apoyadas en el tronco de la acacia cuando escucho:

V: “¡HOLA!” Y como si no fuese suficiente el grito, golpea las manos.
A regañadientes bajo las piernas y me paro, saludándola con la mano. Ya cerca del portón:
Yo: “¿Cómo le va? Tanto tiempo.” Pero no abro el portón, así que charlamos reja por medio.
V: “Vi que habían cortado el pasto, pero no la vi a ud.”
(Y, claro. ¡Bien que me cuidé de que no me viera! Pequeña satisfacción, pero satisfacción al fin el haber zafado hasta ahora.) “Y se le secó no más el jazmín enano.” Giro y miro las cinco ramitas negras- lo que queda del jazmín.
Yo: “Y sí, y eso que_”
V: “¿Vió la Coca?” Me quedo ‘regulando’ y sin saber si seguimos hablando de plantas – por las dudas  miro a mi alrededor, pero no veo ninguna plantita extraña. “La de allá.” Y como siempre, rebolea la cabeza y yo me quedo sin un punto  cardinal de referencia, pero tranquila, ya que ahora sé que hablamos de una persona y no un vegetal ilegal. “¡No sabe lo que pasó!”
(¡Ay! ¡No! Esto va a ser de terror, y encima el sol me está partiendo la espalda) “¡Le entraron!” (Dos significados de esta frase me pasan por la cabeza, ¡pero con esta mujer puede ser cualquiera de los dos!) “Parece que estaba acostada durmiendo la siesta – bueno, eso dice ella – y sintió ruidos en la cocina. Se levantó, ¡y había un hombre!” (Otra vez se las ingenia para que su entonación de lugar a dos interpretaciones – pero a esta altura ya quiero saber qué pasó) “Dice que gritó y el marido, que estaba en el kiosco, entró corriendo – no sé cómo corrió con ese peso – ¡y la encontró desmayada! ¡Y no había nadie!” Me mira como esperando un comentario y yo, ya entregada, se lo doy al modo local:
Yo: “¡No me diga!”
V: “No saben si se lo imaginó o el tipo salió corriendo cuando gritó, ¿vio? Pero para mí…”
Yo: (Sabiendo que eso significa ‘pregúnteme’ y tratando de hacerla corta porque a esta altura me están saliendo ampollas en el lomo) “¿Si?”
V: “Más claro, échele agua. Para mí le dio al tinto con la comida. A la Coca le gusta el tinto.”
Yo: (Todavía sin saber de quién habla) “¡Pero qué cosa! Bueno, después del 31 _”
V: “Y todas le dijimos lo mismo. Tiene que parar con el tinto.”
Yo: (Ya sin importarme la pobre Coca y pensando sólo en mi espalda) “Después del 31 vengo a quedarme. Así que _ “
V: “El tinto no es para todos, ¿vio?”:
Yo: (Casi en ‘estado alterado’) – nos vamos a ver. Ahora tengo que ir a cortar la bomba.” (¡A vos te quiero cortar!) “¡Nos estamos viendo!” (Hasta sueno entusiasta, miren)
V: (Un poco decepcionada) “¡Ah, bueno! Vaya, vaya. Si se le quema la bomba…” (¡La boca se te haga a un lado!) “Nos estamos viendo. ¡Pasaron un montón de cosas este año!”
Alza la voz mientras yo me alejo.


Desaparezco de su vista lo suficiente como para asegurarme que volvió a su casa y pienso que estas vacaciones ¡van a ser moviditas!

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