viernes, 19 de febrero de 2021

 Diálogo con Mi Otro Yo en el día de mi cumpleaños sesenta y … bué… alguito más.

 

Estoy agradeciendo saludos de cumple en FB cuando….

 MOY: “¡HOOOOOOLA! ¡Feliz aniversario!!!

Yo: (Trato de frenar  lo que creo que  sé que viene) “Ya sé. Apareciste para torturarme con el ‘aniversario de mi natalicio’, ¿no? No te gastés. Ni pienso darte bola”.

MOY: “¿Tu natalicio? Naaa. ¡Nada que ver!  Estoy acá para recordarte el aniversario de la aparición de tu mejor personaje en tus ‘diálogos’. O sea, YO”. Me descoloca totalmente y toma ventaja de mi confusión. “Ya sé que tu memoria, entre otros procesos mentales, va en declive, pero me ofende profundamente que no te hayas acordado de tan importante acontecimiento”.

Yo: (Debe tener razón en lo de la memoria porque no sé de qué diablos habla) “No tengo idea de qué taradez estás tratando de_” (Como siempre,  me interrumpe).

MOY: “Esperá que me aclaro la garganta para enunciar lo que sigue con la claridad que se merece y_”

Yo: (Para variar, interrumpo yo) “¡Dale! ¡Dejate de joder! ¡Decí  lo que tenés que decir y desaparecé!”.

MOY: (Sin inmutarse) “Acá va: hoy, hace exactamente  8 años, vos, que lo único que hacés es registrar  mi genialidad, publicabas tu primera conversación CONMIGO, el/la/le ‘ONE AND ONLY’ TU OTRO YO”. (O yo ya tomé demasiada cerveza o MOY está totalmente fuera de control).

Yo: (Más que atónita) “¿Qué_?” (Oooootra vez no me deja terminar).

MOY: “¿No te acordás del  ‘llegaste a los dos patitos’? Por respeto no digo el número, aunque quienes ME siguen en tus publicaciones saben a qué me refiero:´ dos patitos de edad en 2013 más 8 años son….. Eso, y que sos tan salame ¡que seguís teniendo la fecha de nacimiento en FB! Ja ja”.

Yo: (Me cae la ficha como si fuese una pesa de 10kg) “¡No te puedo creer! ¿En vez de felicitarme por mi cumpleaños, estás festejando tu aparición en mis publicaciones? ¡Me estás usando para satisfacer tu vanidad!”.

MOY: “¡Bueno, che! Reconocé que soy tu mayor activo/recurso/valor, _”.

Yo: (Corto la seguidilla de sinónimos porque seguro que ‘googlió’ una docena) “Mirá, te voy a mandar al carajo con elegancia. Pedro Calderón de la Barca dijo que ‘en la más noble lengua la propia alabanza es vil’”.

MOY: “Voy a ‘googliar’ eso de la ‘noble lengua’ porque creería que ‘mandar al carajo’ no es una expresión que esa clase de lengua admita, che”.

Estoy por replicar pero me doy cuenta que desapareció porque ya cumplió su cometido: romperme los quinotos  y pasar su aviso publicitario. ¡De no creer!

miércoles, 10 de febrero de 2021

 

Diálogo con Kiosquero

 

El diluvio en El Leyes ya lleva varios días y mis reservas de elementos esenciales (quienes me conocen ya saben cuáles son) están en rojo, así que cuando la lluvia afloja un poco me calzo las botas y decido pegarme una corrida al lugar más cercano – el kiosco. Lo de ‘corrida’ es una manera decir, ya que después de algunos  pasos en la arena más que empapada, empiezo a caminar como pato criollo. ¡No asociar esto con el famoso dicho! Es solo que avanzo con el típico balanceo de un lado al otro de esos animalitos porque mis pies se entierran con cada paso.

Finalmente llego al Kiosco.

 K: “¡Hola doña! ¿Cómo anda, aparte de embarrada? Ja Ja”. (¡¿Por qué no te metés el humor en el … bolsillo?!).

Yo: “Para el traste. Sin teléfono ni internet. Ya van 10 días y Telecom ausente”.

K: “Ay, ay, ay”. (Ya extrañaba la repetición inicial del ‘ay’, ‘si’, y ‘no’). “Puede esperarlos sentada. Hay un montón de gente con el mismo problema. Al  doctor XX hace casi 15 días que lo tienen colgado”. (Entonación de: O sea, si a un Sr doctor lo tienen ‘colgado’, ¡imaginate si van a venir a arreglarte a vos  – docente y jubilada!). “¿Quiere recargar el celular, no? Tengo vaaaarios nuevos clientes para eso”. (O sea: la desgracia de los ‘vaaaarios’ le vino al pelo a él).

Yo: (Me niego a la extorsión ‘tu desgracia es mi negocio’). “No. Tengo datos todavía y los usos lo menos posible”. (¡Tomá!)

K: “Ay, ay, ay. Debe ser una cuestión de edad. Los más jóvenes no pueden vivir sin datos. Ja ja. Se mueren si no pueden boludear en internet”. (Me banco el comentario porque insertaste el ‘más’ antes de ‘jovenes’en la primera oración, ¡QTP!, y ni pienso comunicarte que yo también extraño ‘boludear en internet’).

Yo: “Y mire que yo ya llamé tres veces. Pero_” No me deja terminar.

K: “Sí, sí, sí. Te atienden muy bien pero marche preso, Ja ja.” (Debe estar recargando crédito a lo loco para que esté de tan buen humor el muy HDP).

Yo: (Me puede la indignación y pongo mi mejor cara de vinagre). “Me alegro que por lo menos Ud. ande de buen humor”.

K: “Bueno,  bueno, bueno”, (esta secuencia repetitiva es nueva) “va a llevar cigarrillos y cerveza, ¿no?”.  (Lo dicho, es un extorsionador, el muy desgraciadito).

Yo: (Me trago la indignación pero mantengo la cara de vinagre) “Sí. Espero llegar de vuelta a casa antes de que se largue de nuevo”. (O sea, ni pienso seguir charlando con vos).

K: “No, no, no. No llueve de nuevo hasta dentro de una hora, más o menos”. (¿Para qué consulto el servicio meteorológico nacional?)

Yo: (Mientras me alcanza las compras, no puedo resistir hacer un último comentario irónico). “Ahora voy a pasar todas las mañanas y le pregunto cómo va a andar el clima, ja ja”.

K: “Encantado. Nunca le erro”. (Sonríe y me doy cuenta que la ironía no fue registrada).

 

Me retiro con la cabeza gacha, tanto por haber  sido vapuleada por el kiosquero, como por la necesidad de mirar bien dónde pongo los pies. Perdón Borges, pero eso de “la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce” no me hace sentir mejor.

 


miércoles, 3 de febrero de 2021

 

Diálogo con Vecina Desconocida. (Aunque otra vez hago la salvedad que acá son todos conocidos)

 

Estoy volviendo de hacer unas compras en lo del Armenio (no ha logrado que nadie diga ‘minimercado’, pobre) con dos bolsitas – una en cada mano – cuando escucho gritos a mis espaldas.

 

VD: “¡ATÁJELO! ¡SE ESCAPA! ¡ATÁJELO! ¡SE ESCAPA!”.  Pienso: Le afanaron a alguien. (Sí, en este supuesto paraíso también hay motochorros, bicichorros y ‘a-pata’ chorros).

Giro instintivamente, sin pensar que con mi físico no puedo parar ni a un mosquito, menos a un chorro, sea cual sea la edad o el vehículo en el que se desplaza. La escena que registro me deja tiesa.

La VD, mientras sigue gritando, corre como loca tras un … ¡gallo! Corre en zigzag con una destreza  digna de una estrella de rugby o football americano (El gallo, no la VD).

Dejo las bolsas en el suelo y me quedo totalmente inmóvil. Logro agarrarlo cuando pasa a mi lado. (Y ni tuve que hacer un tackle, miren).

VD: (Toma el gallo de mis manos y lo acaricia para que se calme) “¡Gracias!”.

Yo: “Por nada. ¡Qué velocidad que tiene! Ja ja”.

VD: “¡Este HDP me hizo correr dos cuadras!”. (Está más agitada que el gallo, que se queda quietito en sus brazos). “Es el tercer gallo que le traje a mis gallinas. Y es el único que aceptaron las guachas”.

Yo: “¡Mire Ud.! Selectivas las gallinas”. Vuelvo a reírme y pienso que ‘las chicas’ tienen derecho a elegir, che.

VD: “¡Ay! ¡Se le ensuciaron las bolsas! Véngase hasta casa y le doy dos limpias”.

Yo: “No hay problema. No traigo nada que se haya podido ensuciar. Gracias de todos modos”. (Vuelvo al tema del fugitivo) “Qué raro que se le haya escapado así”.

VD: “Es la segunda vez que lo hace. No sé por qué. Capaz las gallinas lo atacaron alguna vez, qué se yo”. (El gallo, que se hace el idiota, me mira de reojo).

Yo: “Raro que una gallina ataque un gallo”.

VD: “¡No conoce mis gallinas! Son bravas en patota”. (Se ríe, y yo veo que al gallo, que sigue mirándome de reojo,  no le hace mucha gracia el comentario y sacude la cabeza como para indicar que ya deje de acariciarlo).

Yo: “¿Y son ponedoras?”.

VD: “Gracias a Dios, sí”. (El gallo me mira como diciendo: ‘ ¿y yo no tengo nada que ver, no?”) “Vendo un montón y eso ayuda ahora que no hay mucho trabajo ¿vio? Le voy a alcanzar algunos. Ud. está en la casa con la Santa Rita grande en el frente, ¿no? La profe de inglés”. (Vuelve  a sorprenderme que todo el mundo sepa quién soy, y ni agrego que ya hace vaaarios años estoy jubilada).

Yo: “No se moleste”.

VD: “¡Qué molestia ni molestia! Si le puedo alcanzar algunos huevos  va a ser porque Ud. me agarró el Julio”. (Quedo regulando unos segundos hasta que me doy cuenta que ‘Julio’ es el gallo).

Yo: “Bueno, gracias”.

VD: “A Ud. doña”.

 

Tomamos caminos opuestos, y mientras sacudo las bolsitas con las compras, pienso que ‘Julio’ debería cuidarse de la patota femenina del gallinero, y recordar un dicho muy de campo: “Pluma a pluma se queda el gallo sin ninguna”.

domingo, 8 de noviembre de 2020

 Diálogo con …eee… aprendiz de profesor de inglés.

 

Llego a la verdulería de mi barrio  y tomo mi lugar en la cola a unos 2 metros detrás de un joven de unos 20 años. El susodicho gira, me mira, primero a la cara y después fija la vista en …eee… el frente de mi remera. O tiene un complejo de Edipo importante o algo le llamó la atención…

 

API: “¿Sabe lo que dice la remera?” (¿Así no más, sin saludo querido?) Pero al menos me alegro que lo que le haya llamado la atención sea mi remera). Como veo que la cola va lerda, decido mantener una conversación que dure hasta que me toque el turno.

Yo: “No, la verdad que no”. (Omito decir que es la misma respuesta que alguna vez le di a una profesora que me preguntó lo mismo cuando fui a clases con una remera que rezaba ‘Every day I add a name to the list of people who piss me off’. En criollo, ‘todos los días agrego un nombre a la lista de la gente que me rompe las … eee… la paciencia’. Mi profe, dicho sea de paso, solo se sonrió y meneó la cabeza – traducción: ‘no creo que no sepas’).

A diferencia de mi profe, el API se sonríe con aire de superioridad.  Que se sonríe lo deduzco del ‘achinamiento’ de los ojos que asoman por encima del barbijo, y el aire de superioridad por la forma en que se para – más erguido y tirando los hombros ligeramente hacia atrás. El lenguaje corporal, a diferencia del verbal, es más claro que el agua clara.

API: “‘Chicas a bordo’. Ja ja”.

Yo: “¡Ah!”

API: “Hay que tener  cuidado cuando uno compra cosas con estampas en inglés. Yo hace años que estudio inglés – quiero ser profesor (¡Pobre, mi vida!  Todavía no se recibió y ya comete el mayor error que muchos cometemos cuando recién empezamos a enseñar – creer que lo sabemos todo – lo que nos hace entrar en pánico al NO tener respuesta para todo).

Yo: “Pero no entiendo. ¿Qué quiere decir realmente. O sea, a qué se refiere esto de ‘chicas abordo’”?

API: “¿Cómo a qué se refiere?” ( Pierde un poco el aire de suficiencia. Y, aunque no lo sabe, está a punto de  aprender que el diálogo profe-alumno casi nunca termina con tu primera respuesta). “A eso. Chicas en un barco”. (Bueno, ahora ya piensa que ni castellano sé).

Yo: (Con mi famosa cara de póker) “Sí, sí. Lo que no veo es por qué poner eso en una remera.  O sea, ¿la persona que la usa  vendría a ser un barco? ¿Y qué serían ‘las chicas’?”

Acto seguido soy testigo del maravilloso proceso mental que termina con el famoso ‘le cayó la ficha’.

API: (Algo colorado ante la revelación que la estampa puede tener un significado metafórico algo inapropiado) “No, no. Es una expresión no más …. creo. ¡Lo voy a tener que googlear ahora!”. (Entonación de frustración).

Yo: “Bueno, yo también lo voy a googlear, jaja. Y la próxima vez que me compre una remera me voy a acordar de vos”. (Ya le toca su turno, así que decido terminar con el muchas veces ignorado ‘refuerzo positivo’). “Me parece que vas a ser un muy buen profe”.

API: “¿Me está cargando?”

Yo: “Para nada. Mi abuela siempre decía que nadie puede saber todo, pero el que más sabe es el que siempre está aprendiendo”.

API: “Una genia la nona, ¿no?”.

Yo: Me sonrío a modo de respuesta. “Te toca”.

 

Mientras lo miro hacer su compra pienso que de verdad va a ser un buen profe de inglés.

sábado, 5 de septiembre de 2020

 

Diálogo con Mi Otro Yo sobre… ¡Ay, no!

 

MOY: “HOOOOLA! Sé que estás viva, pero no se te nota, che”.

Yo: “Se llama PAZ. Algo que vos no tenés  y por eso  venís a destrozar  la mía, ¿no?”.

MOY: (Sin darme cinco de pelota)  “¿Viste que yo siempre te decía que eso de analizar el uso del lenguaje  era una boludez?”

Yo: “¡¿De entrada no más tu término favorito?! Pero me alegra que hayas cambiado de opinión”.

MOY: “No cambié de opinión. Sigo creyendo que es una boludez, ¡pero reconozco que puede ser divertido!”

Yo: “¿Qué delirio_?” (Por supuesto, interrumpe).

MOY: “¡Pero sí! ¿Dónde estuviste este tiempo? ¿En una burbuja sanitaria?”.

Yo: “Mirá, yo_” (¡Oooootra vez interrumpe!)

MOY: “Tomá por ejemplo las declaraciones sobre las tomas de terrenos que_” (Ahora interrumpo yo).

Yo: “¿Cada vez más incoherente estás. De qué cara… carancho hablás?”

MOY: “¿Ves? ¿Ves? A eso me refiero. A la elección de palabras o frases que parecen iguales pero tienen ‘peso’ distinto. Ibas a decir ‘carajo’ y evitaste el término y, por supuesto usaste una palabra de la época del moño”.

Yo: (¡Evito acotar que la expresión que usó es también de la época del moño!) ¡Porque soy educada a diferencia de vos! Ahora,  ¿qué tiene que ver_?” (No sé para qué me molesto en tratar de articular verbalmente un pensamiento, la verdad. ¡Rara vez me deja terminar!)

MOY: “Se le pregunta a integrantes del gobierno ‘¿la toma de terrenos es legal o ilegal?’ ¿Y qué responden? Uno dice ‘Eeee, no es legal’ – lo que me hace acordar al ‘Mi voto no es positivo’ - , y  otro dice ‘esa conducta está en el código penal’. ¿No les sale la palabra I-LE-GAL?”

Yo: “¡No te puedo creer que con todo lo que está pasando vos te fijés en esas cosas! ¿Y qué le ves de ‘divertido’?”.

MOY: “¡Lo divertido es ver cómo transpiran tratando de ‘parafrasear’, dirías vos! ¡Hasta tartamudean! Vos eras menos lerda para eso cuando dabas clases. JAAAAAAA”.

Yo: (Sé que tengo que cortar esto, pero…) “Podrías haber dicho ‘vos eras más rápida’, ¿no? O sea, vos también parafraseas – en este caso para evitar decir algo positivo sobre mí”. (¡Tomá!)

MOY: (Ignora olímpicamente mis palabras) “O como cuando se dice: ‘El sistema de salud ‘está estresado’ - ¿no les sale ‘los médicos terapistas, enfermeros, etc. etc. no dan más’?”

Yo: “Eso es una cuestión de registro. Lo que vos querés que digan es muy coloquial y_” (¡Vueeelta la burra al trigo con la interrupción!)

MOY: “Disfrazalo como quieras. Pero ya lo dijo Charles M. de Talleyrand-Périgord: ‘La palabra se le ha dado al hombre para encubrir su pensamiento’. Lo que pasa es que algunos son más hábiles que otros en eso, ¿vio?”

 

Y qué quieren que les diga, cuando tiene razón, tiene razón.

 

 

 

viernes, 29 de mayo de 2020


Diálogo con Dentista (Como siempre digo, yo no me privo de nada. ¡Ni en cuarentena!)

El martes 26 de mayo llamo a la clínica donde siempre voy – bueno, de vez en cuando voy – para ver si hay algún dentista atendiendo. ¡Sorpresa! Después de explicar mi emergencia, me pasan con MI dentista. (Parece que ser del grupo de edad de  riesgo no le impide ejercer su profesión)
A los diez minutos de nuestra conversación telefónica (durante la cual, por supuesto, me retó por ‘haber demorado en consultar, como de costumbre’) entro en el consultorio.

D: “¡Aaapa! ¡Qué carucha! Supongo que no la pasaste bien estos últimos días, ¿no?”
Yo: “Muy gracioso”.
D: “Sacate esa porquería que no se te entiende nada”. (¡Pero y LPM! ¿El dentista también se la agarra con mi tapaboca?)
Yo: (Me saco el elemento insultado) “Dije ‘muy gracioso’. ¿Mirá si te digo que te saqués todo eso que tenés puesto?  Parecés más un astronauta que un dentista”.
D: (Se ríe) “Y… hay que cuidarse. Y parece que el tapaboca no tiene nada que ver con tus dificultades de habla. Es la inflamación que tenés ahí”. (Señala mi maxilar inferior). A ver, cerrá la boca y abrí”.
Yo: “Ponete de acuerdo. O cierro la boca o la abro, che”.
D: “Jaaaaa. Ni el dolor frena tu humor, ¿no? Abrí grande”. (Con mucho cuidado coloca y manipula el famoso ‘espejito’). “Ummm … ajá… ummm”. (Este rasgo de muchos dentistas, doctores, ecografistas, etc.,  de utilizar onomatopeyas y no palabras es irritante).
Yo: (Tan pronto como retira el espejito) “¿Y qué significa ‘ummm, ajá, y ummm’?”.
D: (Ignora mi pregunta) “Uno, ¿desde cuándo tenés eso ahí? Y dos, ¿qué te automedicaste y obviamente no te dio resultado?”.
Yo: “Uno, desde el viernes pasado”. (Bueno, tal vez fue desde el jueves. ¿Pero para qué echar leña al fuego, no?).  “Y dos, antiinflamatorio cada 8 horas por tres días”. (No digo que no me animé a agregarle un antibiótico porque no me pude acordar cuál me había dado la última vez para algo como esto). Y antes de que pueda retarme, agrego: “Y ayer fue feriado, ¿no?” (O sea, no me vengás con que no consulté a tiempo porque se me ocurrió no más)
D: “¿Solo antiinflamatorio? No te acordaste del nombre del antibiótico, ¿no? Ja ja”. (Evidentemente me conoce hace demasiado tiempo).
Yo: (Vamos a hacerla corta) “La verdad que no”.
D: “Por supuesto hay que agregar antibiótico”. Me da dos cajitas de antibiótico y entonces me doy cuenta por qué no podía recordarlo – era negación. Nombre horrible y tamaño de supositorio más o menos.
Yo: “¡Ay, no!”
D: “Bueno, podés tomar esto o seguir como estás”. (Esa es una táctica que yo misma he usado con mis hijos… ¡y acabo de descubrir que da resultado con adultos también!)
Yo: “OK”.
D: “Te debe tener loca el dolor para dar el OK tan rápido. Ja ja”.
Yo: (Me dirijo a la puerta) “Aprovechá no más a gastarme. Ya voy a volver cuando esté al 100%”.
D: “¡A cuántos les habrás dicho lo mismo! Jaaaaaaaaaaaa. Y acordate del dicho de Buda: ‘El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional’”.
Yo: (Tratando de salvar un poco de dignidad, recurro a táctica de Mi Otro Yo). “No sé si fue Buda quien lo dijo. Lo voy a chequear”.

Me voy pensando que tiene toda la razón, pero también me prometo volver cuando esto se me pase, solo para poder gastarlo por el ‘atavío’ cuarentenal.

martes, 19 de mayo de 2020


Diálogo con un Salame Negador. (Aunque también podría ser un Sin Neurona – la sigla es la misma. ¿Coincidencia?)

Llego a la avenida y me paro en seco. Gente por todos lados y la mayoría sin barbijo. Por un momento pienso que tal vez se levantó la cuarentena y no me enteré.
Una vez fuera de la forrajería _ O le compro comida al gato, o me hace un piquete _ tomo distancia social detrás de quien está esperando para ser atendido. Gira y descubro que no tiene barbijo.

SN: “¡Lindo día! ¿No?”
Asiento y me muevo dos pasos hacia atrás. Pero el muy bolú se me acerca.
SN: “Le decía que está lindo hoy”. (¿Pensará que soy sorda?)
Yo: “Te oí la primera vez. No necesitás acercarte”.
SN: “No me diga que es de los que le tiene miedo a andar sin la mordaza”. (¡A vos te vendría bien una mordaza, que te tiró! Ya me calenté. La estupidez siempre me produce ese efecto).
Yo: “En realidad le tengo miedo a los que andan sin tapaboca porque pueden contagiarme, y a que yo pueda contagiar a alguien si no me lo pongo”. (A ver si entendés que tenés que guardar distancia).
SN: “Ja Ja. ¡Si estaría enferma no andaría caminando! (Corrijo mentalmente: ¡‘Estuviera o estuviese’! pedazo de ….). Además acá no hay casos hace un mes. Para mí esto es todo un verso”. (¡Ay! ¡Me tocó el candidato al  premio mayor a salame negador! Calmate, Adriana, calmate)
Yo: “Sea verso o no, hay que ser muy idiota para arriesgarse, ¿no?” (Me sonrío para no ser tan agresiva y recuerdo que no me puede ver de los anteojos para abajo, así que agrego un ‘Ja Ja’ medio a destiempo y ahogado por el tapaboca).
SN: “A mí que no vengan a obligarme a ‘cuidarme’. Sé cuidarme solito.” (¿Seguro, querido? ¡Me parece que no!)
Yo: “Bueno, ¿pero y qué hay de los demás? Si no tenés síntomas y andás sin tapabocas, le jodés la vida a otros  porque los contagiás”. (Segunda vez que te menciono esto. Pero me parece que ni la proverbial gotita horada la piedra de tu cerebro).
SN: “Yo no estornudo ni toso. ¿Qué voy a contagiar?” (Yo a éste le saco una foto. Si aparecen casos de gente que anduvo por acá, ya tengo candidato a ‘paciente cero’).

En ese momento la empleada llama al siguiente y el SN se acerca a la puerta. La chica le dice que no puede ingresar sin barbijo. Protesta un poco, gira para retirase y me mira.
Yo: “Yo que vos, me pongo tapaboca la próxima vez. Aunque sea para que puedas comprar lo que necesitás”. (Menos mal que no puede ver mi sonrisa – esta vez es de satisfacción)

Camino a casa repaso citas que pudieran resumir el pensamiento y manera de hablar del SN. Y me acuerdo de una que viene al pelo. “Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”.  _ Michel de Montaigne