Diálogo con …eee… aprendiz de profesor de inglés.
Llego
a la verdulería de mi barrio y tomo mi
lugar en la cola a unos 2 metros detrás de un joven de unos 20 años. El
susodicho gira, me mira, primero a la cara y después fija la vista en …eee… el
frente de mi remera. O tiene un complejo de Edipo importante o algo le llamó la
atención…
API: “¿Sabe
lo que dice la remera?” (¿Así no más, sin saludo querido?) Pero al menos me
alegro que lo que le haya llamado la atención sea mi remera). Como veo que la
cola va lerda, decido mantener una conversación que dure hasta que me toque el
turno.
Yo: “No,
la verdad que no”. (Omito decir que es la misma respuesta que alguna vez le di
a una profesora que me preguntó lo mismo cuando fui a clases con una remera que
rezaba ‘Every day I add a name to the list of people who piss me off’. En
criollo, ‘todos los días agrego un nombre a la lista de la gente que me rompe
las … eee… la paciencia’. Mi profe, dicho sea de paso, solo se sonrió y meneó
la cabeza – traducción: ‘no creo que no sepas’).
A
diferencia de mi profe, el API se sonríe con aire de superioridad. Que se sonríe lo deduzco del ‘achinamiento’ de
los ojos que asoman por encima del barbijo, y el aire de superioridad por la
forma en que se para – más erguido y tirando los hombros ligeramente hacia
atrás. El lenguaje corporal, a diferencia del verbal, es más claro que el agua
clara.
API: “‘Chicas
a bordo’. Ja ja”.
Yo: “¡Ah!”
API: “Hay
que tener cuidado cuando uno compra
cosas con estampas en inglés. Yo hace años que estudio inglés – quiero ser
profesor (¡Pobre, mi vida! Todavía no se
recibió y ya comete el mayor error que muchos cometemos cuando recién empezamos
a enseñar – creer que lo sabemos todo – lo que nos hace entrar en pánico al NO
tener respuesta para todo).
Yo: “Pero
no entiendo. ¿Qué quiere decir realmente. O sea, a qué se refiere esto de ‘chicas
abordo’”?
API: “¿Cómo
a qué se refiere?” ( Pierde un poco el aire de suficiencia. Y, aunque no lo
sabe, está a punto de aprender que el diálogo
profe-alumno casi nunca termina con tu primera respuesta). “A eso. Chicas en un
barco”. (Bueno, ahora ya piensa que ni castellano sé).
Yo:
(Con mi famosa cara de póker) “Sí, sí. Lo que no veo es por qué poner eso en
una remera. O sea, ¿la persona que la
usa vendría a ser un barco? ¿Y qué
serían ‘las chicas’?”
Acto
seguido soy testigo del maravilloso proceso mental que termina con el famoso ‘le
cayó la ficha’.
API: (Algo
colorado ante la revelación que la estampa puede tener un significado metafórico
algo inapropiado) “No, no. Es una expresión no más …. creo. ¡Lo voy a tener que
googlear ahora!”. (Entonación de frustración).
Yo: “Bueno,
yo también lo voy a googlear, jaja. Y la próxima vez que me compre una remera
me voy a acordar de vos”. (Ya le toca su turno, así que decido terminar con el
muchas veces ignorado ‘refuerzo positivo’). “Me parece que vas a ser un muy
buen profe”.
API: “¿Me
está cargando?”
Yo: “Para
nada. Mi abuela siempre decía que nadie puede saber todo, pero el que más sabe
es el que siempre está aprendiendo”.
API: “Una
genia la nona, ¿no?”.
Yo: Me
sonrío a modo de respuesta. “Te toca”.
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