miércoles, 27 de mayo de 2015

Diálogo con doctora a cargo de revisación para el carnet de conductor. (Y, sí, tenía que llevarle el ‘informe’ de mi oftalmólogo… Ver diálogo 22/05/2015)

Yo: (Entrando en la oficina) “Buen día, no sé si se acuerda de mí. Ud. me pidió que_”
Dra: “Sí, claro. La interconsulta con su oftalmólogo.” (Debo ser un bicho raro para que se acuerde con todos los que pasan diariamente por su oficina)
Yo: “Sí. Acá tengo el informe que me dio.”
Dra: (Recibe el papelito pero no lo mira por el momento) “¿Y, qué le dijo?” (¡Ay! ¡Voy a tener que parafrasear como loca!)
Yo: “Eh… bueno, se sorprendió un poco con lo que Ud. me dijo.” (Y me retumba en la cabeza el ‘¡pero si con el derecho no ve un carajo!’) “Pero pensó que a lo mejor la presbicia se había detenido un poco…” (Y escucho a mi oculista: ‘¡En una de esas se produjo un milagro!’)
 Dra: “¿Y?” (Pará querida, ¡que parafrasear registros no es fácil! Ahora sé lo que sufrían mis alumnos con esos ejercicios de Lengua)
Yo: “Eh… Y después me controló los ojos.”
Dra: “Bien. ¿Y?” (Che, no tenés otra palabrita más que ‘¿Y?’)
Yo: “Bueno, eh… me dijo … lo que puso ahí.” (Señalo con la cabeza el papelito con la esperanza de zafar.)
Dra: “¿Pero a Ud. no le dijo nada? Porque es una pena que le den ese carnet – es casi para discapacitados.” (Ya sé, querida, y te agradezco que agregues el ‘casi’ – mi oculista no es tan diplomático)
Yo: “Si. Pero en fin. Si no veo, no veo.”
Dra: “¿Él insiste con que tiene visión monocular? Porque acá le fue bastante bien cuando le hice la prueba.”
Yo: (Escucho en mi cabeza: ‘¡Espió!’ Y siento que me sube calor desde el cuello y se me desparrama por la cara. ¡No puede ser que a esta altura de mi vida y de la civilización me ponga colorada!) “Eh… Me dijo que debo haber separado los dedos que tapaban el ojo izquierdo…”
Dra: (Con expresión atónita en la cara) “¿¿¿Le dijo que espió??? ¡JAAAAA!” (¡Pero y LPM! Yo me mato parafraseando ¿y vos lo volvés a poner en el registro de mi oculista?)
Yo: (Cada vez más roja) “Bueno, no lo dijo así exactamente.” (¡Lo dijo peor que vos!) “Me dijo que inconscientemente (¡Algo de dignidad tengo que salvar!)  dejé filtrar luz entre los dedos y reconstruí las letras de lo poco que veía.”
Dra: “¡No le puedo creer que le dijo que espió!” (Che, ¿no registraste el ‘inconscientemente’ que agregué en la oración?) “JAAAA. ¿Cómo se banca semejante oftalmólogo?”
Yo: (Intentando una sonrisa mientras me encojo de hombros) “Y, como oculista es bueno.”
Dra: “Bueno, a ver.” (Y procede a leer el ‘informe’. De pronto levanta la vista) “¿Ud. entiende qué dice acá?”
Yo: (Recordando el ‘Ud. tradúzcale’ de mi oculista) “Eh… ‘periferal que ayuda’, creo.”
Dra: “¡Ah!” (Anota algo y sigue leyendo) “¿Y acá?” (Che, ¿no era que ‘el cerebro dice qué vemos’?)
Yo: (Mirando las huellas de gallo rengo en la arena) “Ni idea.”
Dra: “Bueno, no importa. Listo. En dos días pase a buscar el carnet.”
Yo: “Muchas gracias.”
Dra: “Por nada. Y dele mis saludos a su oftalmólogo cuando lo vea.” (¿Podés tragarte la sonrisa que acompaña tus palabras?)

Salgo de la oficina bañada en sudor. Esta mi oculista me la paga –  ¡de alguna manera la tiene que pagar!



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