martes, 26 de mayo de 2015

Diálogo con … eh… ¿discapacitado?

Subo al cole y me siento en la hilera del fondo  - soy masoquista, sí, ya lo sé – el mejor lugar para sacarte la columna vertebral de lugar. En la siguiente parada sube un muchacho muy, pero muy, corpulento y se larga (porque no se sienta) en el asiento junto al mío y yo alcanzo a correr mi humanidad unos centímetros – lo que me salva de morir aplastada.

M: “¡Buen día! ¿Me compra una estampita? (Y me extiende una estampita ajada y maltratada)
Yo: “No, gracias.”
M: “No rechace al Señor, doña.”
Yo: “Pero si no rechazo el ‘Señor’, como vos decís. Solo rechazo comprarte una estampita de … eh… por lo poco que se ve debe ser la virgen María.” (Y evito decir, ‘no sabía que la Trinidad era un cuadrado e incluía a María’.)
M: (Sin registrar mi respuesta) “¡Qué cagada! Es la última que me queda.”
Yo: “Y, ofrecela en el resto del cole.”
M: “Naaaa. Estoy cansado. Además vendo estampitas porque soy discapacitado, ¿vio?”
Yo: (Para nada me ha dado la impresión de tener una discapacidad, y sé que tendría que haberme callado la boca, pero…) “¡Ah! ¿Y qué capacidad diferente tenés?”
M: “¿Eh? No, no. Que soy discapacitado.” (¿Para qué me gasté en ser ‘políticamente correcta’?)
Yo: “Por eso, ¿qué discapacidad tenés?” (Chau, si alguien en el cole me denuncia al INADI, enfrentaré las consecuencias)
M: “Me canso.”
Yo: “¿Cómo que te cansás?”
M: “Y, sí. Si laburo me canso, por eso vendo estampitas en los coles. Me siento un rato largo antes de bajarme.”
Yo: (Sin saber bien qué decir) “¿Y estudiás?”
M: “Voy al cole – estoy en 5to año. Pero me canso.”
Yo: “¿Te cuesta concentrarte en la clase o en el estudio?” (Pero ¿por qué sigo con esto?)
M: “Naaa. Pero me parece una boludez estudiar. Es cansarse al pedo.”
(NO voy a preguntar cómo llegó a 5to año. ¡NO lo voy a preguntar!)
Yo: “¿Y qué te gusta hacer?”
M: “Y, como a todos, juntarme con los muchachos. ‘Vueltear’ por ahí.”
Yo: “¿Y ‘vueltear’ por ahí con los muchachos no te cansa?”
Me mira como si acabase de preguntar una estupidez grande como una casa.
M: “Eso dice mi vieja. Ja, ja. Bueno, me bajo en la esquina. Chau.”
Yo: “Que te vaya bien.”


Lo veo bajarse y sentarse en un banco a la espera del próximo cole. Y creo que ya sé que capacidad diferente tiene y cómo lo afecta. Georges Perros dijo: “La pereza es probablemente la forma más difícil y cansadora de ser lo que se es”.

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