Diálogo con doctora
a cargo de revisación para el carnet de conductor. (Y, sí, tenía que llevarle
el ‘informe’ de mi oftalmólogo… Ver diálogo 22/05/2015)
Yo: (Entrando en la
oficina) “Buen día, no sé si se acuerda de mí. Ud. me pidió que_”
Dra: “Sí, claro. La
interconsulta con su oftalmólogo.” (Debo ser un bicho raro para que se acuerde
con todos los que pasan diariamente por su oficina)
Yo: “Sí. Acá tengo
el informe que me dio.”
Dra: (Recibe el
papelito pero no lo mira por el momento) “¿Y, qué le dijo?” (¡Ay! ¡Voy a tener
que parafrasear como loca!)
Yo: “Eh… bueno, se
sorprendió un poco con lo que Ud. me dijo.” (Y me retumba en la cabeza el
‘¡pero si con el derecho no ve un carajo!’) “Pero pensó que a lo mejor la
presbicia se había detenido un poco…” (Y escucho a mi oculista: ‘¡En una de
esas se produjo un milagro!’)
Dra: “¿Y?” (Pará querida, ¡que parafrasear
registros no es fácil! Ahora sé lo que sufrían mis alumnos con esos ejercicios
de Lengua)
Yo: “Eh… Y después
me controló los ojos.”
Dra: “Bien. ¿Y?”
(Che, no tenés otra palabrita más que ‘¿Y?’)
Yo: “Bueno, eh… me
dijo … lo que puso ahí.” (Señalo con la cabeza el papelito con la esperanza de
zafar.)
Dra: “¿Pero a Ud.
no le dijo nada? Porque es una pena que le den ese carnet – es casi para
discapacitados.” (Ya sé, querida, y te agradezco que agregues el ‘casi’ – mi oculista
no es tan diplomático)
Yo: “Si. Pero en
fin. Si no veo, no veo.”
Dra: “¿Él insiste
con que tiene visión monocular? Porque acá le fue bastante bien cuando le hice
la prueba.”
Yo: (Escucho en mi
cabeza: ‘¡Espió!’ Y siento que me sube calor desde el cuello y se me desparrama
por la cara. ¡No puede ser que a esta altura de mi vida y de la civilización me
ponga colorada!) “Eh… Me dijo que debo haber separado los dedos que tapaban el
ojo izquierdo…”
Dra: (Con expresión
atónita en la cara) “¿¿¿Le dijo que espió??? ¡JAAAAA!” (¡Pero y LPM! Yo me mato
parafraseando ¿y vos lo volvés a poner en el registro de mi oculista?)
Yo: (Cada vez más
roja) “Bueno, no lo dijo así exactamente.” (¡Lo dijo peor que vos!) “Me dijo
que inconscientemente (¡Algo de dignidad tengo que salvar!) dejé filtrar luz entre los dedos y reconstruí
las letras de lo poco que veía.”
Dra: “¡No le puedo
creer que le dijo que espió!” (Che, ¿no registraste el ‘inconscientemente’ que
agregué en la oración?) “JAAAA. ¿Cómo se banca semejante oftalmólogo?”
Yo: (Intentando una
sonrisa mientras me encojo de hombros) “Y, como oculista es bueno.”
Dra: “Bueno, a ver.”
(Y procede a leer el ‘informe’. De pronto levanta la vista) “¿Ud. entiende qué
dice acá?”
Yo: (Recordando el ‘Ud.
tradúzcale’ de mi oculista) “Eh… ‘periferal que ayuda’, creo.”
Dra: “¡Ah!” (Anota
algo y sigue leyendo) “¿Y acá?” (Che, ¿no era que ‘el cerebro dice qué vemos’?)
Yo: (Mirando las
huellas de gallo rengo en la arena) “Ni idea.”
Dra: “Bueno, no
importa. Listo. En dos días pase a buscar el carnet.”
Yo: “Muchas
gracias.”
Dra: “Por nada. Y
dele mis saludos a su oftalmólogo cuando lo vea.” (¿Podés tragarte la sonrisa
que acompaña tus palabras?)
Salgo de la oficina
bañada en sudor. Esta mi oculista me la paga –
¡de alguna manera la tiene que pagar!