miércoles, 25 de junio de 2014

Diálogo con empleada bancaria – la de mi sucursal. Y sí, tenía que ver si alguien me ayudaba a rescatar mi tarjeta de débito!!! (ver diálogo con EB del 4/6/14)

Desesperada como Lilita Carrió buscando la república, me dirijo a mi sucursal bancaria. Mi turno llega mucho más rápido que en la central del banco y apenas me siento delante de la EBS le cuento mi problema cual paciente a psicólogo.

EBS: “¿Y no le dijeron si está o  no en el correo?”
Yo: “No. La chica me dijo ‘que está viniendo’” (Imitando a la EB de la casa central)
EBS: “Jaaaa. La hace igualita a las de allá (‘allá’ = casa central) ¡Es que tienen taaaaanto que hacer, pobres! (sarcasmo si los hay) ¡Si se la pasan limpiando la plaquita con el nombre! A ver si yo se la puedo rastrear. Porque si no tiene número de envío tampoco se la van a dar aunque esté en el correo.” (¡Chan! ¿Qué pasó con reclamar algo con tu nombre y número de documento?)
Yo: “Pero ni siquiera me dijeron en qué correo está.”
EBS: (Mientras los deditos zapatean en el teclado de la PC) “Pasa que hasta febrero usaban Oca, pero después pasó todo a Andreani. A ver si puedo entrar a la página – ¡esto está más lento! (Deduzco que ‘esto’ es internet)
Yo: “Cuando le dije que nunca me habían notificado, me dijo que eso era imposible, y después le pedí la dirección que tenían y era cualquier cosa.”
EBS: “¡Ah! Qué raaaaro que tengan la base de datos mal. (Otra vez sarcasmo y la madre – se ve que la interna ‘sucursales’ vs ‘central’ está al rojo vivo) No sabe cuánta gente termina acá para ver si le solucionamos problemas que tendrían que solucionar ellos. (Toma mi documento y tipea el número seguido de otros muchos números)
Yo: “Pero acá uds. tienen bien mi dirección y todos mis datos. ¿Cómo puede ser?”
EBS: “Es que nunca actualizan la base de datos. Ummm. Acá no está.” (Terribles palabras esas)
Yo: “Si no, voy a tener que pedir una reimpresión y eso tarda, ¿no?”
EBS: “Primero vamos a ver si la encontramos.”
Yo. “Es que no te quiero hacer perder tiempo – aunque hoy no hay mucha gente, ¿no?”
EBS: “No. Hace frío.” (O sea, los clientes de acá no joden los días de frío)
Siguen unos largos minutos de silencio sólo interrumpido por el sonido del teclado de la PC. Casi me suena a un réquiem para mi pobre tarjetita, miren.
EBS: “¡Aca está! (Creo que casi le agrega un ‘¡Tomá carajo!’, pero se frena a tiempo) Según esto está en Andreani – por lo menos ayer estaba – actualizan la página dentro de un rato. Ya le anoto el número de envío, y yo que ud. voy hoy mismo.”
Yo: ¡No sabés cómo te lo agradezco!”
EBS: “Para eso estamos, Sra. Pero no cantemos victoria todavía. Y avíseme cómo le fue.” (Me extiende el papelito que puede ser certificado de nacimiento o defunción de mi tarjetita en el que también escribió la dirección donde tengo que ir – ¡una divina!)
Yo: “Claro. Y mil gracias de nuevo.”


Salgo eyectada del banco y me parece que por fin los planetas se alinean en mi favor porque justo viene el cole. Subo con renovada energía y solo espero que los planetas no se muevan de donde están hasta que llegue a Andreani.

jueves, 5 de junio de 2014

Diálogo con Mi Otro Yo sobre pensamientos y 'el pensamiento'.

MOY: “Hola. ¿Estás pensando?”
Yo: “¿Eh? ¿Qué estoy pensando?”
MOY: “No, no. Te pregunto si estás pensando. ¿Se te sumó la sordera a la ceguera?”
Yo: “Mirá, no tengo ganas de pelear hoy. Sabés perfectamente que estoy pensando – si no, no
hubieses aparecido, ¿no?”
MOY: “Te pregunto porque viste que ahora podrías usar todos esos pensamientos en la ‘usina’ de pensamiento que_” (La interrumpo porque ya sé a dónde va y hago caso omiso de las comillas en la palabra ‘usina’)
Yo: “Dejate de joder. Ni sabés de qué se trata y ya estás criticando.”
MOY: “¿No me vas a decir que estás de acuerdo con esta boludez, no?”
Yo: “¡Y salió tu palabrita preferida! ¿Qué tiene de malo promocionar una línea de pensamiento? ¿O una ‘matriz’ de pensamiento, como le dicen? Después de todo, estudiamos el pensamiento de los europeos, asiáticos, etc.”
MOY: “Casi me dejás muda. (¡Ojalá!) ¿La vejez te volvió conciliadora?” (¡Pero qué HDP!)
Yo: “¿Qué tiene que ver ser conciliadora con pensar que se deben conocer todos los tipos de pensamiento?”
MOY: “Entonces quiere decir que yo, por ejemplo, puedo ir a esas ‘usinas’ (¡Y dale con las comillas!)  y decir lo que pienso?”
Yo: “No, pedazo de bruta. Esto tiene que ver con los Pensadores con mayúscula. Gente que se dedica a filosofar, escribir ensayos, etc.”
MOY: “¡Ah! O sea, lo que pensamos la gente común no cuenta?” (Bué, ya se caracterizó como ‘gente’ – la estoy domando un poco) “Pero entonces, ¿por qué se llama ‘pensamiento nacional’? ¿Hay otros pensamientos provinciales, internacionales, galácticos_”
Yo: “Hoy tenés ganas de joder en serio, ¿no? Pensá con lógica, es_”
MOY: “¿La ciencia formal o la lógica de todos los días?” (¡Pero si será desgraciada!)
Yo: “La que quieras. (Y sigo antes que me interrumpa) Si estudiamos a los pensadores de otros lados, por qué no promover los pensadores argentinos?”
MOY: “¿Vos estudiaste en la universidad nacional de Lanús?”
Yo: (Totalmente sorprendida) “¿Qué? ¿Qué tiene que ver?”
MOY: “Bueno, ahí hay un seminario OBLIGATORIO sobre pensamiento nacional y latinoamericano – o sea, lo tenés que cursar y aprobar si te querés recibir.”
Yo: (Recuperándome lentamente) “Bueno, eh… en otras universidades hay seminarios  sobre todo tipo de cosa y también son requisito para graduarse. Insisto. ¿Qué tiene de malo?”
MOY: “Vos mencionaste la lógica, ¿no? Si mal no recuerdo de lo que estudiamos, la lógica estudia los principios de la demostración y la inferencia válida. Yo uso esa lógica.”
Yo: “No entiendo nada.”
MOY: “¡Ay! Y se te suma el declive intelectual también.” (¡Uno de estos días me reviento el parietal derecho contra la pared a ver si desaparece!) Se crea una secretaría de pensamiento nacional, ¿no? Y por supuesto, no se define qué carajo es el pensamiento nacional. Ahora, poné eso en el contexto del gobierno que tenemos – no podés hacer una inferencia sin el contexto donde algo ocurre, ¿no? – ahora realizá la inferencia de a qué quieren llegar con esto.”
Yo: (Regulando como motor que está frío) “¿Tenés una teoría conspirativa? ¿Vos creés que esto está pensado para manipular e indoctrinar? ¡Pero mirá que sos malpensada!”
MOY: “Y, mirá, hay un dicho popular muy lógico que lo resume: “en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso”


Y se va, como de costumbre sin despedirse la muy maleducada. Y yo sigo regulando….

miércoles, 4 de junio de 2014

Diálogo con empleada bancaria – o ‘asesora de clientes’ como reza la plaquita sobre su escritorio.

Después de una prolongada espera para que mi numerito de papel se transforme en lucecitas en el display gigante, me siento frente a un escritorio muy mono y moderno

EB: (Acomodando la plaquita que algún cliente recientemente asesorado debe haber movido) “Buen día Sra. ¿En qué le puedo ayudar?”
Yo: “Vengo a buscar una tarjeta a mi nombre. Me dijeron en la sucursal que estaba acá.”
EB: “Veamos.” (Y se acabó el contacto personal ya que gira para estar cara a cara con su mejor amiga – la pantalla de la PC) “¿Su documento?”
Le doy mi documento y toda la información que me solicita.
EB: “¡Pero esta tarjeta estuvo acá por un año y tres meses!” (1- noto un leve reto a la clienta que no fue a retirar la tarjeta, y 2- empiezo a temblar por el pretérito en ‘estuvo’)
Yo: “¿Y cómo iba a saber que tenía que buscarla si nadie me avisó?”
EB: (Con la vista fija en la pantalla y realizando mohínes varios que no logro descifrar) “Debe haber recibido un aviso.”
Yo: “Para nada. Ni por correo, ni por mail, ni con paloma mensajera.” (Digo esto último sonriéndole para ponerle un poco de humor a la cosa.)
EB: (El humor le resbala) “No, no. Acá dice que se le informó.”
Yo: (¿Para qué discutir? Capaz que me mandaron señales de humo y ese día me olvidé de mirar el cielo.) “Bueno, no importa. ¿Me la podés dar?"
EB: (Tornando realidad el temor provocado por el pretérito en ‘estuvo’) “Eso se mandó por correo – todas las tarjetas no reclamadas salieron por correo.”
Yo: “¿Y cuándo me llegará? ¿Hace mucho que la mandaron?”
EB: (Sin contestar ninguna de las dos preguntas) “Está yendo en el correo.” (Y yo me imagino una pobre cartita, apretada por miles de otras cartas, estirando los bracitos para asirse del borde de la bolsa del cartero para poder ver la luz y disfrutar ‘del viaje’)
Yo: “¿Por cuál correo lo mandaron?”
EB: (Clickea un ratito y me da el nombre de la empresa) “Va a tener que ver si ellos la tienen, pero para mí ‘está yendo’.” (Y esta vez me imagino la pobre cartita caminando perdida por la ciudad)
Estoy por levantarme cuando tengo una de esas brillantes ideas esporádicas.
Yo: “Disculpame, pero, ¿qué dirección tienen?” (Me dice la dirección y no puedo evitar reírme)
“Esa altura de la calle no existe. Con razón nunca me llegó nada. El cartero debe estar buscando una casa en el medio del Salado.”
EB: (No reacciona. O no sabe lo que es el Salado, o no conoce la ciudad, o le importa un joraca) “Es la que tenemos en la base de datos.” (Interpreto esto como ‘si está en la base de datos es real’)
Yo: (Entrando en calor – siempre me hace entrar en calor la incapacidad de la gente para admitir un error. A los únicos que siempre les perdoné eso son los alumnos, quienes por supuesto, me enseñaron a mí a admitir los errores ) “Entonces corregí la base de datos. Ahí está mi documento. De ahí sacaron mis datos. Y como verás, esa no es la dirección que figura en tu ‘base de datos’.”
EB: (Toma el documento, mira la dirección y clickea un poco más – y yo ruego que esté poniendo los dedos en las teclas apropiadas) “Bueno, de ahora en más va a recibir notificaciones, pero la tarjeta está yendo por correo.” (Ya lo dijiste querida – pero ahora ya sé que la pobre cartita está definitivamente perdida pobrecita.)

Le doy las gracias (podré estar caliente pero soy educada) y salgo del banco en búsqueda de mi tarjeta y hasta puedo imaginarme el abrazo emocionado que le voy a dar cuando la encuentre – ¡eso si la encuentro!