Diálogo con empleada
bancaria – la de mi sucursal. Y sí, tenía que ver si alguien me ayudaba a
rescatar mi tarjeta de débito!!! (ver diálogo con EB del 4/6/14)
Desesperada como
Lilita Carrió buscando la república, me dirijo a mi sucursal bancaria. Mi turno
llega mucho más rápido que en la central del banco y apenas me siento delante
de la EBS le cuento mi problema cual paciente a psicólogo.
EBS: “¿Y no le
dijeron si está o no en el correo?”
Yo: “No. La chica me
dijo ‘que está viniendo’” (Imitando a la EB de la casa central)
EBS: “Jaaaa. La hace
igualita a las de allá (‘allá’ = casa central) ¡Es que tienen taaaaanto que
hacer, pobres! (sarcasmo si los hay) ¡Si se la pasan limpiando la plaquita con
el nombre! A ver si yo se la puedo rastrear. Porque si no tiene número de envío
tampoco se la van a dar aunque esté en el correo.” (¡Chan! ¿Qué pasó con
reclamar algo con tu nombre y número de documento?)
Yo: “Pero ni siquiera
me dijeron en qué correo está.”
EBS: (Mientras los
deditos zapatean en el teclado de la PC) “Pasa que hasta febrero usaban Oca,
pero después pasó todo a Andreani. A ver si puedo entrar a la página – ¡esto está
más lento! (Deduzco que ‘esto’ es internet)
Yo: “Cuando le dije
que nunca me habían notificado, me dijo que eso era imposible, y después le
pedí la dirección que tenían y era cualquier cosa.”
EBS: “¡Ah! Qué raaaaro
que tengan la base de datos mal. (Otra vez sarcasmo y la madre – se ve que la
interna ‘sucursales’ vs ‘central’ está al rojo vivo) No sabe cuánta gente
termina acá para ver si le solucionamos problemas que tendrían que solucionar
ellos. (Toma mi documento y tipea el número seguido de otros muchos números)
Yo: “Pero acá uds.
tienen bien mi dirección y todos mis datos. ¿Cómo puede ser?”
EBS: “Es que nunca
actualizan la base de datos. Ummm. Acá no está.” (Terribles palabras esas)
Yo: “Si no, voy a
tener que pedir una reimpresión y eso tarda, ¿no?”
EBS: “Primero vamos a
ver si la encontramos.”
Yo. “Es que no te
quiero hacer perder tiempo – aunque hoy no hay mucha gente, ¿no?”
EBS: “No. Hace frío.”
(O sea, los clientes de acá no joden los días de frío)
Siguen unos largos minutos
de silencio sólo interrumpido por el sonido del teclado de la PC. Casi me suena
a un réquiem para mi pobre tarjetita, miren.
EBS: “¡Aca está! (Creo
que casi le agrega un ‘¡Tomá carajo!’, pero se frena a tiempo) Según esto está
en Andreani – por lo menos ayer estaba – actualizan la página dentro de un
rato. Ya le anoto el número de envío, y yo que ud. voy hoy mismo.”
Yo: ¡No sabés cómo te
lo agradezco!”
EBS: “Para eso
estamos, Sra. Pero no cantemos victoria todavía. Y avíseme cómo le fue.” (Me
extiende el papelito que puede ser certificado de nacimiento o defunción de mi
tarjetita en el que también escribió la dirección donde tengo que ir – ¡una divina!)
Yo: “Claro. Y mil
gracias de nuevo.”
Salgo eyectada del
banco y me parece que por fin los planetas se alinean en mi favor porque justo
viene el cole. Subo con renovada energía y solo espero que los planetas no se
muevan de donde están hasta que llegue a Andreani.