Diálogo con empleada
bancaria – o ‘asesora de clientes’ como reza la plaquita sobre su escritorio.
Después de una
prolongada espera para que mi numerito de papel se transforme en lucecitas en
el display gigante, me siento frente a un escritorio muy mono y moderno
EB: (Acomodando la
plaquita que algún cliente recientemente asesorado debe haber movido) “Buen día
Sra. ¿En qué le puedo ayudar?”
Yo: “Vengo a buscar
una tarjeta a mi nombre. Me dijeron en la sucursal que estaba acá.”
EB: “Veamos.” (Y se
acabó el contacto personal ya que gira para estar cara a cara con su mejor
amiga – la pantalla de la PC) “¿Su documento?”
Le doy mi documento y
toda la información que me solicita.
EB: “¡Pero esta
tarjeta estuvo acá por un año y tres meses!” (1- noto un leve reto a la clienta
que no fue a retirar la tarjeta, y 2- empiezo a temblar por el pretérito en
‘estuvo’)
Yo: “¿Y cómo iba a
saber que tenía que buscarla si nadie me avisó?”
EB: (Con la vista
fija en la pantalla y realizando mohínes varios que no logro descifrar) “Debe
haber recibido un aviso.”
Yo: “Para nada. Ni
por correo, ni por mail, ni con paloma mensajera.” (Digo esto último sonriéndole
para ponerle un poco de humor a la cosa.)
EB: (El humor le
resbala) “No, no. Acá dice que se le informó.”
Yo: (¿Para qué
discutir? Capaz que me mandaron señales de humo y ese día me olvidé de mirar el
cielo.) “Bueno, no importa. ¿Me la podés dar?"
EB: (Tornando
realidad el temor provocado por el pretérito en ‘estuvo’) “Eso se mandó por
correo – todas las tarjetas no reclamadas salieron por correo.”
Yo: “¿Y cuándo me
llegará? ¿Hace mucho que la mandaron?”
EB: (Sin contestar
ninguna de las dos preguntas) “Está yendo en el correo.” (Y yo me imagino una
pobre cartita, apretada por miles de otras cartas, estirando los bracitos para asirse
del borde de la bolsa del cartero para poder ver la luz y disfrutar ‘del viaje’)
Yo: “¿Por cuál correo
lo mandaron?”
EB: (Clickea un
ratito y me da el nombre de la empresa) “Va a tener que ver si ellos la tienen,
pero para mí ‘está yendo’.” (Y esta vez me imagino la pobre cartita caminando
perdida por la ciudad)
Estoy por levantarme
cuando tengo una de esas brillantes ideas esporádicas.
Yo: “Disculpame, pero,
¿qué dirección tienen?” (Me dice la dirección y no puedo evitar reírme)
“Esa altura de la
calle no existe. Con razón nunca me llegó nada. El cartero debe estar buscando
una casa en el medio del Salado.”
EB: (No reacciona. O
no sabe lo que es el Salado, o no conoce la ciudad, o le importa un joraca) “Es
la que tenemos en la base de datos.” (Interpreto esto como ‘si está en la base
de datos es real’)
Yo: (Entrando en
calor – siempre me hace entrar en calor la incapacidad de la gente para admitir
un error. A los únicos que siempre les perdoné eso son los alumnos, quienes por
supuesto, me enseñaron a mí a admitir los errores ) “Entonces corregí la base
de datos. Ahí está mi documento. De ahí sacaron mis datos. Y como verás, esa no
es la dirección que figura en tu ‘base de datos’.”
EB: (Toma el
documento, mira la dirección y clickea un poco más – y yo ruego que esté
poniendo los dedos en las teclas apropiadas) “Bueno, de ahora en más va a
recibir notificaciones, pero la tarjeta está yendo por correo.” (Ya lo dijiste
querida – pero ahora ya sé que la pobre cartita está definitivamente perdida
pobrecita.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario