jueves, 5 de septiembre de 2013

Diálogo con empleada pública

Me siento en una silla muy cómoda a esperar mi turno en una dependencia pública, y no puedo evitar pensar en cómo han cambiado las cosas. Años ha hubiese estado parada en una cola interminable, chupando frío. Además, estudiando el lenguaje corporal de las empleadas, también descubro una actitud positiva y solícita hacia quienes están atendiendo.
Cuando llega mi turno….

EP: “Buen día, Sra. ¿En qué le puedo servir?” (¡Qué diferencia con el antaño ‘¿seeeeeee?’)
Le explico el problema que tengo con un trámite muy importante para mí.
EP: “A ver. Déme un momento que controlo con la base de datos.” Los dedos vuelan sobre el teclado mientras ingresa mi número de expediente. “Um… acá no está. A ver si en…” Y sigue tecleando como loca. “No. Acá tampoco.” Más sonido de teclas.
Yo: “Tal vez si me decís en qué oficina está, yo puedo ir en persona y _”
EP: (Con mirada en la pantalla y los dedos aún recorriendo el teclado). “No. No. Tiene que estar acá.” (No sé si ‘acá’ es en la pantalla, en algún lugar recóndito del ciberespacio, en el edificio, o dónde) “ ¡Pero no puede ser! ¡Tiene que estar!” (Perdiendo, me parece, algo de la calma y seguridad con la que me atendió)
Yo: “Mirá, no te hagas problemas, puedo venir otro día o preguntar en_”
EP: “No. No. Deme el número de expediente de nuevo.” (Um… ¿no hay ‘por favor’?)
Yo: Le repito el número y agrego (¡Ay! ¡¿Por qué agrego?!) “Yo no tuve problemas para seguirlo por internet, pero lo que quería saber_”
EP: “Si ud. no tuvo problemas, (entonación de: ‘dudo que no haya tenido problemas porque yo sí los tengo’) tiene que estar.”
Me quedo callada unos momentos – y la dejo seguir , ya con movimientos frenéticos, su sinfonía ‘teclística’.
EP. “Y encima esto está más lerdo que… ¿Y ahora qué pasa?” Todo esto dirigido a la pantalla. Después de unos segundos: “ ¡Ay, nó! Se cayó el sistema.
Yo: “Bueno, no importa. (Me mira como diciendo ¿Sos tarada? ¿No te das cuenta de lo que esto significa?) Si me decís dónde queda la oficina voy en persona y pregunto”.
EP: Todavía mirando la pantalla como si el suelo se le estuviese moviendo bajo los pies. “No, no. Para eso estamos nosotras, para que la gente no los moleste.”
Yo: “Y eso está muy bien. Pero en este caso…”
EP: “No. Mire, va a tener que esperar a que vuelva el sistema o venir otro día.”
Miro a mi alrededor y veo el mismo pánico en las caras de todas las otras empleadas y escucho a la de al lado decir exactamente lo mismo que me dijeron a mí.
Yo: “Bueno, vuelvo otro día. Gracias (Evito decir ‘por nada’)”

No me contesta porque ya está hablando con las otras empleadas. Mientras me levanto escucho que una dice: “Menos mal, así nos aflojan un poco. Traete unos cafés.”

Mientras voy hacia la salida pienso que la cosa no ha cambiado tanto desde que hacíamos colas interminables chupando frío.

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