Diálogo con
conciudadana peatona
Estoy
tratando de cruzar una calle céntrica – cosa que parece imposible por el
momento – cuando una Sra. más o menos de mi edad, arriesga a colocar un pie sobre
el asfalto. Inmediatamente se ve forzada a dar dos pasos atrás.
CP: “¡Pero y
la PM! ¿No saben que tienen que ceder el
paso a un peatón?” (Insulto dirigido a los automovilistas, pregunta dirigida a
mi persona)
Yo: “Parece
que no. Ja ja” (Mientras miro hacia la izquierda para ver si puedo cruzar)
CP: “¡Pensar
que cuando yo manejo respeto todas las normas de tránsito!”
Yo: “Y
cosechará bocinazos como para dejarla sorda, ¿no? A mí me pasa también.”
CP:
“Bocinazos, insultos, etc. etc. Pero yo no me quedo callada tampoco, ojo.” (Y
como yo, estira el cuello para decidir si puede cruzar) “Me parece que después
del rojo podemos pasar si nos apuramos.”
Yo: (No confiando
en mis ojos para medir distancias y calcular la velocidad con que esas
distancias se pueden reducir) “Mmmm. No sé. Yo, por las dudas espero a que se
despeje un poco más.”
CP: “Sí,
tiene razón. Mire si se me dobla el tobillo – siempre me pasa. Éstos me pasan
por arriba y ni paran para ver si estoy viva o no.”
Yo: “Ja ja.”
(Pienso que alguno pararía, sobre todo si queda enganchada en el paragolpes)
CP: “Venga,
venga. Ya sé cómo vamos a cruzar más rápido.” (Y prácticamente me arrastra
hacia la derecha donde una chica se apresta a arriesgar su humanidad para
alcanzar la vereda opuesta)
CP:
(Colocándose a la derecha de la joven) “Ahora, cuando ella cruce, nos largamos
nosotras también” (Estoy un poco confundida, pero la CP demuestra tal seguridad
que sigo sus instrucciones)
Yo: “Pero _”
CP: “¡Ahora!”
(Casi un grito de general lanzando un ataque)
Veo que
camina al mismo ritmo de la joven y modero el largo de mis zancadas para acompañar.
¡Y el milagro se produce! Ya estamos del otro lado.
“Nunca falla. Ponerse del otro lado de una
joven con buena delantera y traste prominente. Es la única manera que den paso
estos HDP”
Yo: (Entre
sorprendida y divertida) “Ja ja. Eso si son hombres lo que manejan.”
CP: “Ahí está
la clave. Buscar una chica como esa y esperar el primer idiota – hombre por
supuesto – que aparezca al volante.”
Me deja a
paso rápido y firme. Y yo pienso en
aquellas palabras de Sun Tzu: ‘El supremo arte de la guerra es doblegar al
enemigo sin luchar’. Y me pregunto: ¿En qué momento movilizarse a pie por la
ciudad se convirtió en una guerra?
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