lunes, 17 de febrero de 2014

Diálogo con Mi Otro Yo

Estoy organizando papeles cuando:

MOY: “Hola. Hola”
Yo: “Bueno. Todas las vacaciones sin aparecer – cosa que te agradezco – y justo hoy_”
MOY: “Por nada. Pero en realidad no aparecí porque tenías la cabeza tan vacía que no había manera de empezar una conversación estimulante.”
Yo: (Ya calentándome) “O sea que a vos te estimula romperme las b…s cuando estoy ocupada.”
MOY: “¿Ves que el comienzo del año académico te pone agresiva? A ver, analicemos por qué.”
Yo: “No analizo nada. ¿Por qué no analizás vos que siempre aparecés cuando estoy ocupada?”
MOY: “Ya lo analicé. Es simple. Me divierte un montón.”
Yo: “O sea que sos sádica. Disfrutas torturándome.”
MOY: “Eso hace nuestras charlas interesantes – no como esos diálogos de porquería que tenés durante las vacaciones con personajes bizarros.”
Yo: “Son personas, no personajes – y no sé por qué lo de bizarros.”
MOY: “Por algo los agrupás en ‘diálogos de vacaciones’ y yo tengo mi propia etiqueta en tu blog: ‘diálogos con mi otro yo’.”
Yo: “¿Ese es tu problema? ¿Un problema de cartel como las ‘estrellas’ de TV?” (En una de esas se ofende y se va)
MOY: “No. Yo sé que soy una estrella.” (¡Ego y la madre!) “Además creí que preferirías charlar hoy y no mañana…. Eh… digo… otro cumple más.”
Yo: “El cumple no me molesta y es una vez al año. En cambio vos  jodés en cualquier momento. Eso es más molesto.”
MOY: “Hablando de otra cosa. ¿Viste que mañana – aparte del hecho que vas a ser un año más vieja (¡LPMQLP!) es el día internacional del control biológico?”
Yo: (Realmente anonadada) “¿Eh?”
MOY: “Ajá. El control biológico es un método de control de plagas, enfermedades y malas hierbas que consiste en_”
Yo. “Pará. Pará. Qué carajo tiene que ver eso con_”
MOY: “Tranqui. No instituyeron el día por vos.” (¡Ah, nó! ¡Tengo que encontrar un cirujano que me opere de esta HDP!) “No me dejaste terminar. El método consiste en utilizar organismos vivos con el objeto de controlar las poblaciones de otro organismo.”
Yo: “Sigo sin ver_”
MOY: “y, hace rato que no ves bien.”
Yo: “O aclarás qué carajo querés, o te vas.”
MOY: “Pero si es obvio. Yo soy un organismo que ejerce control de plagas. Las plagas son esos pensamientos desordenados y caóticos que sabés tener.”
Yo: “Lo tuyo va de mal en peor. Necesitás analista. Pero además, ¿me estás diciendo que mañana es tu día? ¿Vos, que odias y despotricás contra los días internacionales? ¡Estás de la nuca en serio!”
MOY: “¿Asi que me decís que soy loca, ¿eh? Pensá bien antes de ofenderme.  Goethe dijo que ‘la locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma’.
Yo: “Y Goethe tiene razón. ¡A VECES! Lo tuyo es demencia permanente.”


Me preparo para la contestación pero no llega. ¡Ay de mí cuando tenga lista la respuesta!

sábado, 8 de febrero de 2014

Diálogo con vecina (la de siempre)

9 a.m. Salgo a colgar la bolsita de la basura en la reja cuando a mi derecha se materializa  la vecina. (Para mí estaba escondida atrás de un árbol)

V: “ ¡Buen día! Saca temprano la basura.”
Yo: “Hola. Y sí, si no, después me olvido.”
V: “No ha tenido muchas visitas este año.” (¿A dónde querrá llegar?)
Yo: “Y, llovió mucho, ¿vió?”
V: “A su primo lo vi un par de veces.” (Creo que ya sé por dónde viene la cosa, pero…)
Yo: “Sí. Cuando va a Santa Fe, pasa por acá.” (Tratando de cambiar de tema) “Tiene hermoso el jazmín del cielo”
V: “Ajá. Hablando de otra cosa _” (No, si cuando está tras  información ¡no hay quien la pare!) “El muchacho del otro día no era su primo, ¿no?”
Yo: “¿El otro día?
V: “Cuando llovió como loco. Vi que entró un muchacho.” (¡Ah!!!! Ahora caigo. ¿Pero cómo hizo para ver a través de la cortina de agua?)
Yo: “Ah. No. No era mi primo.” (La dejo ahí, pero sé que esto va a ser divertido)
V: “Sí. Me pareció. Muy joven.”
Yo: “Aja.”
V: “¿Un amigo?” (¡Esta no tiene límites!)
Yo: (Riéndome) “No. Como ud. dice, muy joven.” (¿Y ahora?)
V: (Sin rendirse) “Me pareció que era el de la quinta de allá.” (Y, como de costumbre, revolea la cabeza en dirección indefinida – pero mal que me pese esta vez sé a dónde se refiere)
Yo: “La verdad, no sé dónde vive. Me pidió pasar a la cochera porque estaba hecho sopa.”
V: “ ¡Pero lo tiene que conocer! Si un día la ví conversando con la ‘madre’.” (El encomillado ni se acerca a expresar el significado que le dio a la palabra)
Yo: “No sé. Se secó un poco y después se fue. Pero sí, seguro que es de por acá.” ( ¡No pienso soltar prenda, y menos con vos!)
V: “Nadie sabe bien si es el hijo, ¿me entiende?”
Yo: (Cara de póker de ases) “¿Adoptado?”
V: (Resopla como caballo molesto por las moscas) “ ¡Pero no, mujer! Parece que anda con la criatura.” (Bué, ¿le viste el lomo a ‘la criatura’?)
Yo: (Ya divirtiéndome a lo loco, lo admito) “¿Ese muchacho anda con una menor?”
V: (Mirándome como si fuese extranjera a la que se le tiene que explicar la economía argentina) “No. No. La que parece la madre no es la madre. Parece que la mujer anda con ese chico.”
Yo: “ ¡Ah! No creo.”
V: “Creer o reventar.” ( ¡Eso! ¿Por qué no reventás?)
Yo: “Bueno. La dejo porque todavía no desayuné.” (Y giro para retirarme)
V: (Con decepción patente en la voz) “Ah. Bueno. Si. Vaya. Está tan flaca…” ( ¡Pero y LPMQLP! Pero no te voy a dar el gusto de seguir conversando)
Yo: (Ya dándole la espalda y caminando hacia adentro) “Sí. Por eso.”

En vez de ir a la cocina, me meto en la pile – sin hacer mucho ruido. ¡No vaya a ser que desparrame por el ‘barrio’ que soy anoréxica!


jueves, 6 de febrero de 2014

Diálogo con… ¡Santino!!! (si no sabés quién es, ¡te perdiste algunos diálogos de vacaciones 2014!)

14:30 de un día donde se ha llovido todo y no hay miras de que pare. Por lo menos no hay tormenta eléctrica, así que estoy sentada en la cochera _ ocupadísima _ leyendo, viendo y escuchando llover, cuando:

S: “ ¡Hola! ¿Puedo?” (Esto descontextualizado suena mal, por eso aclaro: está parado en el portón, haciéndose sopa desde la cabeza, pasando por el torso cubierto por una remera regata amarillo patito, y un short azul eléctrico. A las zapatillas, que seguramente son de marca, no se les ve logo alguno por el barro)
Yo. “Pasá. Pasá” (No iba a dejar al pobre chico ahí, ¿no?) Miro para ambos lados de la calle.  “¿Y Gladys?”
S: “Eh… No. Ella no corre. Y menos con esta lluvia.” (Voy a ser dañina: no corre, pero vuela, ¿eh?) “¿Me podría facilitar un toallón?” (¡Ay! ¿Quién usa ‘facilitar’ así?)
Yo. “Pero claro. Pasá.” (Lo invito a entrar a la casa propiamente dicha)
S: “No. Está bien. La espero acá.” (¿No querrá arruinar mi reputación? ¿O la suya?) Vuelvo con el toallón y se sienta en el sillón donde yo tenía mis piernas cómodamente apoyadas antes de su aparición – ón, ón, ón _ estoy cacofónica.)
Yo: “Es de locos salir a correr por acá con esta lluvia. Te podés torcer un tobillo.”
S: “Y… sí… en realidad salí a caminar… (¿con esta lluvia?) y después, bueno, necesitaba correr.”
Yo: (Presintiendo que algo raro pasa) “¿Sí?” (A veces la entonación ascendente en una sola palabra produce efectos asombrosos)
S: “Y, sí. Mami y yo tuvimos una discusión.”
Yo: “ ¡Ah!”
S: “A veces es un poco posesiva. Y por ahí no nos entendemos. Yo digo algo y ella lo toma para otro lado.”
Yo: “Y, la diferencia _” (estoy a punto de decir ‘de edad’, pero literalmente me muerdo la lengua) “de personalidades a veces produce discusiones” (¡Ay! De acá a la radio con un programa de medianoche: ‘ ¡Háblame! – Te escucho’)
S: “Capaz es que estamos mucho tiempo juntos.”
Yo: “Uhm”
S: “Cuando nos veíamos sólo los fines de semana estas cosas no pasaban.” (¡Me imagino!)
Yo: “Y, cuando uno convive con otra_”
S: “Para mí es eso.” (Bué, otro que se olvida que está ‘charlando’ conmigo y pasa al monólogo) “Se lo voy a plantear.” (Vos planteale eso y ¡Gladys te ‘planta’ una maceta en la cabeza! O no. ¡Qué se yo!) “Eso voy a hacer. Las cosas hay que hablarlas, ¿no?”
Yo: “Ajá.” (Y, vuelvo a las onomatopeyas, total…)
S: (Parándose y dándome el toallón – podría habérselo llevado y lavarlo, ¿no?) “Eso voy a hacer. Muchas gracias por la charla. Se me aclaró la cabeza.” (Bué.)
Yo: “Por nada. Pero no te vuelvas corriendo, ¿eh?”
S: (Se ríe). “Es igual que Mami.” (No, querido. ¡Lo mío sí es consejo maternal!) Pero me río también – ¿qué quieren que haga?)


Sale a la lluvia de nuevo y yo vuelvo a sentarme con mi libro de John Grisham. O este chico es un muy buen actor, o realmente le interesa Gladys. Abro el libro y me prometo a mí misma no volverme a sentar en la cochera un día de lluvia.