lunes, 23 de septiembre de 2013

Diálogo con vendedor de frutillas en medio de un embotellamiento de tránsito.

La ruta Pcial. 1 – mano a Santa Fe – parece una víbora multicolor formada por autos, camionetas, colectivos, camiones… . La cola se extiende hasta donde me da la vista. Me aflojo en el asiento, resignada. De pronto escucho alguien gritar:

VF: “ ¡Eh, doña! ¿Le vendo frutillas? Mire, son las últimas.”
Giro la cabeza y del otro lado de la ruta, veo un señor que me enseña una bolsa llena de frutillas. Por un momento desaparece tras dos o tres autos que pasan por la mano contraria.
Yo: (También gritando) “No, gracias. ¿Sabe qué pasa?”
VF: “ No. Pero va para largo. Lleva casi una hora así. ¿Seguro no quiere frutillas?”
Dudo por un instante y es suficiente para que cruce la ruta y se pare, bolsa de frutillas en mano, al lado de mi ventanilla.
VF: “Debe haber un accidente más adelante, porque hasta pasan pocos autos para el norte. O puede ser que hayan cortado a la entrada de Santa Fe por lo de la primavera. Como le dije – va para largo. ¿Segura no quiere aprovechar?” (Sacude la bolsa a la altura de mi cara)
Yo: “No, gracias. Yo no sé cuándo van a arreglar esto del tránsito acá.”
VF: “Espero que tarden bastante.” Y se ríe.
Yo: (Totalmente sorprendida) “¿Eh?”
VF: “Y, mire, cuando pasa esto se vende todo en poco tiempo. La gente se pudre de no avanzar, nos ven, y compran.”
Yo: Me río para no decirle lo que estoy pensando. “Si, claro, pero los autos se recalientan, ¿vió?”
VF: “También tengo agua por las dudas alguien necesite tirarle al radiador.” No me animo a preguntarle si la vende también – pero no es necesario, porque sigue: “Un peso la botella.” (¡Pero qué HDP!)
Yo: “¿Y alguien se la compra?”
VF: “Y, sí, a los de los autos viejos no les queda otra.”
La cola se mueve un poquito y yo avanzo también y me despido del vendedor de frutillas.
Yo: “Bueno, parece que ya se mueve. Hasta luego.”
VF: (Ya cruzando la ruta para volver al puesto) “Chau doña. Y si se traba más adelante, ¡acuérdese que podría estar comiendo frutillas mientras espera! ” ( ¡Un reverendo HDP!)


Y dicho y hecho. Dos kilómetros más adelante la cola se inmoviliza nuevamente. Pero en vez de pensar que podría estar comiendo frutillas, pienso que los sociólogos, filósofos y políticos que creen que el capitalismo es exclusivo de  los grandes grupos económicos, deberían darse una vueltita por la ruta 1 un domingo a la tarde. El vendedor de frutillas la tiene clara: ‘oferta y demanda’- no importa por qué la demanda; ¡ razonamiento capitalista si los hay!

miércoles, 18 de septiembre de 2013

I start a language lesson and when I’m giving the instructions for the first activity, the door opens and a student comes in. Knowing I hate unpunctuality, she essays an apology plus an excuse:

St: “Sorry, Adriana, but I ‘got laid’ (obviously the poor thing meant ‘late’ – but a fully long diphthong there plus a nonexistent last consonant changed the word completely!)

Me: (Lowering my glasses and fixing her with my stare – well, at least with one of my eyes!) “Well, well, well, I do like sincerity, but I don’t need to know THAT much!” 

martes, 17 de septiembre de 2013

 As I go out of the classroom after a phonology lesson, I hear :

St: “Adriana, Adriana, Adriana” (calling out to me the way you call a dog)
Me: (Imitating his call) “Yes, student, student, student?”
St: (The student smiles but doesn’t seem to register the ‘gentle correction’) “I want to ask you something. En castellano que es más rápido.” (I never know WHY they say that!)
Me: “Ok.”
St: “Qué hacés si una sílaba está ‘estresada’ y_” (Here I interrupt)

Me: “Si una sílaba está ‘estresada’…. ¡Llevala al médico!”

sábado, 7 de septiembre de 2013

Some years ago, teaching Phonetics I, I was at my wits’ end to make students produce the ‘short u’.
Knowing that ridiculous utterances containing many words with the same sound can make the sound memorable, I urged students to come up with some ‘nonsense utterances’, but wasn’t being very successful. So I decided to give an example myself and blurted out the first thing that came to my mind:
“I would do it in the woods if I could.”

Needless to say, those students still rub it in whenever I meet any of them!

jueves, 5 de septiembre de 2013

Diálogo con empleada pública

Me siento en una silla muy cómoda a esperar mi turno en una dependencia pública, y no puedo evitar pensar en cómo han cambiado las cosas. Años ha hubiese estado parada en una cola interminable, chupando frío. Además, estudiando el lenguaje corporal de las empleadas, también descubro una actitud positiva y solícita hacia quienes están atendiendo.
Cuando llega mi turno….

EP: “Buen día, Sra. ¿En qué le puedo servir?” (¡Qué diferencia con el antaño ‘¿seeeeeee?’)
Le explico el problema que tengo con un trámite muy importante para mí.
EP: “A ver. Déme un momento que controlo con la base de datos.” Los dedos vuelan sobre el teclado mientras ingresa mi número de expediente. “Um… acá no está. A ver si en…” Y sigue tecleando como loca. “No. Acá tampoco.” Más sonido de teclas.
Yo: “Tal vez si me decís en qué oficina está, yo puedo ir en persona y _”
EP: (Con mirada en la pantalla y los dedos aún recorriendo el teclado). “No. No. Tiene que estar acá.” (No sé si ‘acá’ es en la pantalla, en algún lugar recóndito del ciberespacio, en el edificio, o dónde) “ ¡Pero no puede ser! ¡Tiene que estar!” (Perdiendo, me parece, algo de la calma y seguridad con la que me atendió)
Yo: “Mirá, no te hagas problemas, puedo venir otro día o preguntar en_”
EP: “No. No. Deme el número de expediente de nuevo.” (Um… ¿no hay ‘por favor’?)
Yo: Le repito el número y agrego (¡Ay! ¡¿Por qué agrego?!) “Yo no tuve problemas para seguirlo por internet, pero lo que quería saber_”
EP: “Si ud. no tuvo problemas, (entonación de: ‘dudo que no haya tenido problemas porque yo sí los tengo’) tiene que estar.”
Me quedo callada unos momentos – y la dejo seguir , ya con movimientos frenéticos, su sinfonía ‘teclística’.
EP. “Y encima esto está más lerdo que… ¿Y ahora qué pasa?” Todo esto dirigido a la pantalla. Después de unos segundos: “ ¡Ay, nó! Se cayó el sistema.
Yo: “Bueno, no importa. (Me mira como diciendo ¿Sos tarada? ¿No te das cuenta de lo que esto significa?) Si me decís dónde queda la oficina voy en persona y pregunto”.
EP: Todavía mirando la pantalla como si el suelo se le estuviese moviendo bajo los pies. “No, no. Para eso estamos nosotras, para que la gente no los moleste.”
Yo: “Y eso está muy bien. Pero en este caso…”
EP: “No. Mire, va a tener que esperar a que vuelva el sistema o venir otro día.”
Miro a mi alrededor y veo el mismo pánico en las caras de todas las otras empleadas y escucho a la de al lado decir exactamente lo mismo que me dijeron a mí.
Yo: “Bueno, vuelvo otro día. Gracias (Evito decir ‘por nada’)”

No me contesta porque ya está hablando con las otras empleadas. Mientras me levanto escucho que una dice: “Menos mal, así nos aflojan un poco. Traete unos cafés.”

Mientras voy hacia la salida pienso que la cosa no ha cambiado tanto desde que hacíamos colas interminables chupando frío.