sábado, 25 de abril de 2020


Tempranito arranco a caminar hacia el centro de salud del barrio. No alcanzo a hacer dos cuadras cuando ‘percibo acústicamente’ que un auto desacelera a mis espaldas.
Giro la cabeza y me encuentro con un patrullero y dos policías jóvenes que se ven cansados. Frenan,  el acompañante se baja y se me acerca (manteniendo distancia social, por supuesto)

AP: “Buen día, Sra. ¿Dónde va?”
Yo: (Pienso: a esta hora, así vestida, y en cuarentena, de joda seguro que no). “Buen día. Al centro de salud. Tengo turno para vacunarme”. Y le exhibo el correspondiente papelito.
AP: (Examina el papelito) “Pero Ud. todavía no está en edad de riesgo, ¿no?”
Yo: (O está muy cansado, o me está tomando el pelo) “Vos no ves bien, ¿no? Ja Ja”. En realidad estoy en el grupo de riesgo pero no por la edad. Es porque_”
AP: (Termina la oración por mí) “Porque es fumadora. Se le nota en la voz. Mi viejo era fumador. (No se me escapa el tiempo pasado con el que se refiere a su padre). Tiene la misma voz que él cuando se levantaba. (¡Pero y LPM!) No sabe lo que_”
Yo: (¡No sé, ni quiero saber lo que le pasó, querido! A ejecutar maniobra de distracción inmediata) “¿A Uds. los vacunaron? Porque andan en la calle todo el día”.
AP: “Desde que ingresamos nos vacunan – ¡con el sueldo! Ja Ja”. Casi se le sale el barbijo por la carcajada. (Hay que reconocerle el buen humor). “Su tapaboca parece más cómodo que esto”. Señala el barbijo y le doy  puntos extra  por no tocárselo como hace la mayoría de la gente. “¿Lo hizo Ud.?” (¿Pero qué le pasa a la gente con mis tapabocas? ¿Hasta la cana tiene algo que decir de mis esfuerzos de costura?).
Yo: “Si. Y es bastante cómodo. Bueno, ¿puedo seguir? Porque si pierdo el turno…”
AP: “Si, claro, Sra. Le queda un trecho todavía. Vaya, vaya no más. No la alcanzamos porque ya pegamos la vuelta”.
Yo: “Te agradezco, pero todavía puedo caminar 10 cuadras, ja ja”. (Y de paso ‘paseo un poco’).
AP: (Como si me hubiese leído la mente) “Y nada de andar dando vueltas por ahí, ¿eh? Ja Ja. Disfrute el paseo”. Sube al patrullero y cierra la puerta.
Yo: “Que tengan buen día”.

Arrancan y me saludan con la mano. Les devuelvo el saludo y sigo con la primera etapa de mi ‘paseo’. Qué bien se siente caminar – ¡aunque sea para que te encajen una vacuna!


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