martes, 29 de diciembre de 2015

Diálogo con Vecina (la de la quinta)

Diluvia en El Leyes, así que decido cambiar el foco del farol de la cochera. Creo que con esta lluvia no corro riesgo que la vecina aparezca ….. ¡Eeeeeeerror!

V: (Pasando por el portón cual rayo) “¡Hola! Permiso.” (¡Ya estás adentro!)
Yo: (Girando en la escalera sin bajar ni un escalón) “Hola. ¿La agarró el agua camino al kiosco?” (Siempre que llueve y aparece usa la misma excusa – aunque el kiosco queda para el otro lado.)
V: “No, no. ¡Pero qué otra cosa se puede hacer con esta aguacero más que charlar con alguien?” (¡Ah, bueno! ¡Y yo saqué el premio mayor por estar cerca y a la vista!) “Y… yo tengo cosas para hacer – como esto.” (Señalo el farol)
V: “Y lo va a tener que limpiar también. Mire la mugre que tiene.” (¡Pero y LPM! ¿No querés limpiarlo vos?)
Yo: “Y… sí. Se junta suciedad cuando uno no viene seguido.”
V: “Y también se juntan novedades. ¿Sabe que ……….?” (Acá larga la catarata de ‘novedades’ mientras yo procedo a pasar un trapito por el farol deseando que más de una telaraña aterrice en su cabeza) “¡¿Qué me dice?!” (Entonación que implica ‘¡decime si no son noticiones!)
Yo: “Veo que pasó de todo este tiempo” (¡Qué quieren que diga!)
V: “Hablando de otra cosa – (¿más novedades? ¡Ay!) ayer a la noche – tarde – ví que paró una camioneta en su portón ….” (Ni pienso completar  los puntos suspensivos – ganate la info)
Yo: (Aparentemente concentrada en la limpieza del farol) “Aja.”
V: “Y se bajaron dos muchachos con un bulto. No vi bien porque Ud. no tenía prendida la luz de la cochera.” (¿¿¿¿¿Por qué creés que estoy cambiando el foco?????)
Yo: “¿Un bulto? (Casi, casi, le digo que si eran dos muchachos ¡deberían haber sido dos bultos! Pero me freno a tiempo)
V: “Sí. Y como siempre su primo sabe pasar a saludarla, pensé que era él - pero esta era una camioneta…” (¡Y dale con los puntos suspensivos!)
Yo: “No. Mi primo no cambió el auto.” (Es este momento logro quitar una telaraña que parece nido de loro, y lo tiro en dirección de la vecina.) “¡Ay! ¡Perdón!” (Y giro para darme el gusto de verla quitarse la telaraña del coco – pero a ésta le podés tirar con una yarará que seguro se la enrosca en el cuello y sigue procurando información)
V: “Entonces no era su primo.” (No es una pregunta – es una afirmación. Paradójico que cuando esto sucede uno se ve impelido a dar una respuesta.)
Yo: (Bajando de la escalera con la parte de vidrio del farol en la mano) “No. Era el gas. Se me acabó el tubo ayer.”
V: (Con clara desilusión en la cara) “¡Ah! ¿Y tan tarde se lo trajeron? Porque el que me lo trae a mí reparte hasta las siete no más” (Sí, y seguro te lo trae siete menos cinco para no tener que soportarte más de lo necesario)
Yo: “Si quiere le doy el número de los muchachos. Y ahora tengo que ir a lavar esto….” (A ver si te das cuenta que me voy adentro)
V: “Bueno, después se lo pido. Vaya no más – limpiar eso le va a llevar toda la mañana. (Ésta no aprende, che.)
Yo: “Capaz que sí. Bueno, la dejo.”
V: “Yo tengo que ir a ver qué cocino. Después seguimos charlando.” (Con estas palabras – que hace que suenen como que ella terminó la conversación – parte bajo la lluvia)


Yo entro y pienso que no sé si es buena idea cambiar el foco después de todo…..