sábado, 22 de julio de 2023

 Diálogo con Cirujano.

Atenta al consejo del Doc que me hizo la colonoscopía, saco turno con un cirujano – lo que me lleva unos cuaaaantos días y me permite asistir a la consulta con biopsia en mano.

Después de los preliminares – datos para la historia clínica, cómo llegué a la colonoscopía, etc, etc.:

 

C: “Bien. Veamos la biopsia.” (Yo ya la vi Doc., y lo poco que entendí me puso los pelos de punta).

Yo: (Le paso el sobre). “Por lo que leí, el Doc. tenía razón en decirme que ese pólipo que parece un pulpo deformado no le gustaba nada.”

C: (Se ríe). “Bueno, por lo menos los otros cuatro no parecen un pulpo, aunque son los más grandes que vi en los últimos tiempos.” (Dale no más, agregale humor negro a la cosa. Ya me está gustando el C). “Hay que sacar todo. Y sí, el ‘pulpo deformado’ es un tumor. ¿Cuánto está pesando?”

Yo: “Eeee. Según la balanza de la farmacia, 54.”

C: “Mmmm. Balanza mentirosa, me parece. Tal vez unos 2 o 3 kilos menos. Vamos a tener que consultar una nutricionista.”

Yo: (El ‘vamos’ me permite insertar alguito de humor propio). “¡Ah! ¿Ud. también necesita subir de peso?”

C: Esta vez suelta una carcajada. “Lo de incluirse en lo que le decimos a los pacientes es una deformación profesional difícil de erradicar.”

Yo: “Mientras los pólipos, incluido el nefasto, sean fáciles de erradicar….”

C: Esta vez se sonríe, toma una birome y sobre el diagrama incluido en el informe de la colonoscopía (donde se señala  la localización de cada pólipo) marca dos cortes. “Se corta acá y acá, se unen los extremos y listo. Pero el paciente tiene que estar en condiciones de aguantar la cirugía. Ud. tiene bajo peso para su altura, es fumadora y tiene EPOC …”

Yo: “O sea, soy un despojo donde ni loco mete el bisturí, ¿no?”

C: “Nunca he renunciado a ‘meter el bisturí’, jaja. Vamos a la camilla.” (Menea la cabeza y se corrige) “Ud. vaya a la camilla.” (Buen alumno serías, che. Una sola corrección del docente y ya estás practicando la forma correcta)

Me examina la pelvis apretando en distintos lugares con sus manos.

C: “Y sí, voy a necesitar más carne para cortar.”

Yo: “Entonces va a necesitar otro paciente. Jaja.”

C: “Para nada. Hay que fortalecerte antes de la cirugía.” (¿En qué momento pasamos del ‘Ud,’ al tuteo?) Volvemos al escritorio y me da el nombre de una nutricionista y pedidos  de análisis y estudios pre-quirúrgicos con neumonólogo y cardiólogo.

C: “Tratá de hacer esto dentro de, digamos, no más de dos semanas. Andá a la nutricionista y nos vemos en 15 días.” (Puntos extras para el Doc que parafrasea ‘dos semanas’ para evitar repetirse). Mientras tanto nada de tabaco y alcohol.”

Yo: (Lo miro por encima del marco de los anteojos) “Acá tenemos un problema – o dos, mejor dicho. Como médico sabe que no se puede dejar de fumar de un día para el otro. (Menea la cabeza) Así que si me permite la cervecita – Ud. dirá en qué cantidad, yo prometo reducir  la cantidad de puchos.”

C: Se ríe. “¡No te puedo creer! ¿Estamos negociando?”

Yo: (Me encojo de hombros y le sonrío) “Es la mejor oferta que le puedo hacer.”

C: “Jaja. Ok. Una lata de cerveza los fines de semana y fumar lo menos posible.” Se levanta y hago lo mismo.

Yo: “Gracias, doctor. Y nos vemos en dos semanas.”

Salgo del consultorio dando gracias porque que el doctor es un negociador flojito – en ningún momento me dijo de qué tamaño debía ser la lata de cerveza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario