Tercera
entrega de la saga “Todo bicho que camina….”.
Diálogo
con Camillero, Anestesista y … ¡Mi Otro Yo!
Voy a
dejar de lado las visitas a la neumonóloga, la cardióloga, la segunda visita al
cirujano y la seguidilla de estudios pre quirúrgicos. (No es que ‘las charlas’
en cada caso no hayan ameritado reporte aquí, pero quiero ir resumiendo, ¿vio?).
El
camillero me deja en la silla de ruedas estacionada frente a una doble puerta
por donde entran y salen personajes ataviados como lo que deben ser – personal
de cirugía.
Al
rato (bah, a mí me parece ‘un rato’ – tal vez fueron solo unos minutos)…
C: “Flaquita,
¿todavía acá?”.
Yo: “Ajá.
Y si sigo acá un poco más, me rajo.”.
C: Se
larga una carcajada. “No seas ansiosa.” Me da una palmadita en la espalda y
sigue su camino.
MOY:
“Este tipo sí que no te conoce. ¿Ansiosa vos? Naaaa.”.
Yo: “¡Lo
que me faltaba en este momento!”.
MOY:
“Y… ¡Cómo no iba a venir a despedirte!”.
Yo:
“Te podés ir bien a la mier_” .
MOY:
“Te interrumpo porque no quiero que te suba el ritmo cardíaco. ¡Mirá si no te
pueden operar! Digo que vengo a despedirte porque te vas a dormir un buen rato.”.
Yo:
“¡Vos podrías irte a dormir y dejar de joder! ¿No?”.
MOY:
“¡Al contrario! ¿Viste que dicen que cuando se va la anestesia la gente habla
sin saber lo que dice? Ahí es donde entro yo. Hace rato que no me expreso y
tengo taaaanto que decir …”
Yo: Me
corre un escalofrío que nada tiene que ver con la cirugía sino con la amenaza –
nada velada por cierto – de MOY de hacerme decir pelot…ces post-cirugía. “Seguí
amenazando y me va a subir no solo el ritmo cardíaco sino también la presión.”.
MOY: “Nada
más lejos de mi intenciones, che. Mirá que_”
En ese
momento aparece una enfermera que me dice que ‘me llegó el turno’ como si me
estuviese contando que me saqué la lotería y me traslada a un quirófano. Por lo
menos me salva de seguir escuchando idioteces.
A: “¡Buen
día!” (Lo dice con un entusiasmo que lamento no compartir) “Soy tu anestesista.
¿Estás cómoda?” (A ver, querido, ¿por dónde empiezo a contarte cómo estoy?)
MOY: “¡Dale!
Decile que estás cag…a en las patas y_”
Yo: “Sí,
gracias.”. La educación ante todo, y con tal de interrumpir a MOY…
A: “Yo
me voy a asegurar que estés re cómoda durante la cirugía y que te moleste lo
menos posible cuando te despertés.”.
Solo
le sonrío a modo de agradecimiento. Lo que no sabe es que lo que más temo es lo
que MOY puede poner en mi boca en estado de semiinconsciencia.
Ligo
pinchazo en brazo, la parte baja de mi espalda y me coloca la mascarilla
mientras gente se mueve a mi alrededor.
MOY: “Bueno,
che, charlamos cuando te despiertes.”.
Yo: “¡En
tus sueños, HDP!” Me doy cuenta de que pienso leeento.
MOY: “Está
bien. Está bien. Relajá y acordate de lo aburrida que estabas antes de que todo
esto empezara. Y como dijo Graham
Greene, ‘El peligro es un gran remedio para el aburrimiento ‘.”.
Y,
para mi desgracia, eso fue lo último que
mi consciencia registró.