lunes, 27 de octubre de 2014

Diálogo con Vecina (la de la quinta)

Después de cortar, podar y limpiar, me siento (más para descansar que para otra cosa) en el césped y me pongo a sacar yuyitos de un cantero. Ahí estoy, disfrutando la sombra cuando desde las rejas escucho:

V: “¡Hola! Esta vez se quedó anoche.” (Se ve que registró las luces prendidas en la cochera y el patio)
Sin muchas ganas me levanto y me acerco al portón. (No se va a ir, y no estoy para hablar a los gritos)
Yo: “¿Cómo le va? Sí, me quedé para poder regar hasta tarde y_”
V: “Me imaginé. Además ahora parece una quinta. El pasto estaba alto.” (¿Cuándo va a aprender la palabra ‘césped’??)
Yo: “Quedó bien ahora.”
V: “Yo pensé que iba a venir más seguido ahora que está jubilada.” (¿¿Cómo carajo se enteró?? Pero no pienso confirmarte la noticia.)
Yo: “Su jazmín del cielo está hermoso.”
V. “Y, sí, yo lo cuido.” (O sea: ‘no como vos que abandonás las pobres plantitas’.) “Se ve que la jubilación ya la hizo engordar.” (Y no contenta con este comentario, señala mi abdomen – como para que no queden dudas que no inventa sino que se nota)
Yo. (Automáticamente escondo la panza – lo que dura hasta que necesito el diafragma para hablar) “¿Le parece? Lo que pasa es que ésto (señalo mi pecho) no me deja ver la panza. Ja Ja.” (Y omito decir: ‘Vos te la verás porque sos más chata que tabla de planchar’.)
Por supuesto, no se inmuta.
V: “Siempre me pregunté por qué usa malla de dos piezas. Acá no se usa mucho, ¿vió?” (¡No! ¡Ésta sí que le da toda una nueva dimensión a la palabra ‘impertinente’!)
Yo: “Siempre usé dos piezas. Y mis vacaciones casi siempre fueron en Brasil y ahí sí se usa – independientemente de la edad o el físico.” (¿Por qué le contesto y no la mando a la M…..?)
V: “¡Ah! Claro. Yo usé hasta hace un tiempo. Pero con la edad …..”
Yo: “Claro. Si a ud. le molesta…. La verdad, con no pasar frente al espejo eso se soluciona. Ja. Ja. Bueno, voy a seguir con el cantero…”
V: “¿No limpió la pileta todavía, no? Porque no escuché la hidrolavadora.” (O vuelvo al cantero o le tiro con algo)
Yo: “No. ¿Y ud.?”
V. “No. Vio que a mí me la limpia el Chicho. (Eso suena feo) El de acá al fondo… ( y viendo que por supuesto no sé de quién habla, sigue:) ¡Pero lo tiene que conocer! El casado con…. (y acá vienen 5 minutos de detalles físicos, psicológicos, familiares y geográficos para que yo ubique quién es ‘el Chicho’. Yo ya no escucho sino que me dedico a pensar cómo cortar esto)                                                                      
Yo: “¡Ah! ¡Sí! Ya sé. Bueno, voy a seguir porque en cualquier momento me da el sol en el cantero y no voy a poder terminar. ¡Que siga bien! Y nos estamos viendo.” (Y giro para volver al ‘trabajo’)
V: “Bueno, la próxima le cuento las novedades del barrio.” (Levanta la voz porque yo ya estoy a buena distancia y la saludo con la mano – aún de espaldas – no sea cuestión que piense que voy a volver a la reja para que me ‘informe’)


Me siento nuevamente en el césped y continúo mi ataque a los yuyos. Viene a mi mente un dicho y me entretengo cambiándole algunas palabras: definitivamente la vecina ‘ve la grasa en el abdomen  ajeno y no la celulitis en el propio’ 

jueves, 2 de octubre de 2014

Diálogo con Empleada de Empresa de Energía (2)

Habiendo llevado a cabo la tarea encomendada por la EEE (ver diálogo 1/10/14), y munida de los datos correspondientes, me dirijo nuevamente a la oficina de la empresa de energía. Voy ‘rumiando’ cómo darle las noticias que tengo.

Yo: “Buen día. ¿Te acordás que vine ayer?
EEE: “Eeeee.” (Evidentemente no se acuerda)
Yo: “Por el problema del medidor que_”
EEE: “¡Ah! Sí, sí. La que quieren que le cobren.” (Bué, cada uno rotula las cosas como quiere, ¿no?)
Yo: (Con media sonrisa no más, porque todavía tengo que darle las nuevas – que no sé si son buenas) “Mira, hice como vos me dijiste.” (No sea cuestión que no se acuerde) “Miré el medidor.”
EEE: “¿Y?”
Yo: “Tengo una buena y una mala. La buena es que el medidor anda. La mala es que la lectura no coincide para nada con lo que dice la boleta.”
EEE: “¿Cuánto más? Así le hago una nueva factura.” (¡Pero mirá que son rápidos para sumar!)
Yo: “No. (Y le paso la boleta donde anoté la cifra). Cuando llegué era 1250. Después enchufé la heladera y el celular. Me fijé y la ruedita gira – lento pero gira. Cuando me vine la lectura era 1255. La factura dice 1264.” (Énfasis en la cifra para que se note que no va a poder sumar)
EEE: (Se toma un tiempito para corroborar los datos en su compu.) “O sea que….”
Yo: (Terminando la frase) “O sea que la cifra que está repetida durante tres bimestres NO es la que tiene el medidor. Es mayor. Para mí quién tomó la lectura se equivocó. Pero lo que no entiendo es cómo ‘se equivocó’ tres veces…. ” (¡Te quiero ver explicar eso!)
(Espero que me pregunte algo como ‘¿está segura?, ¿no habrá visto mal? – pero nada de eso pasa)
EEE: “¡Ya sé lo que pasó!” (Debe ser psíquica) “La primera lectura está mal (sí, querida, ya sé) y después no le podían poner menos porque no le puede dar consumo negativo, así que repitieron la cifra.” (¡Eso es hacer magia! ¿O sea que yo iba a tener ‘0 consumo’ hasta que consumiese más de 1264 kw???? ¡Si no fuera honesta me sentiría una pelotuda!) “Yo le voy a corregir acá (en la compu) y ahora la lectura tiene que ser a partir de esta cifra.” (Subraya la cifra que yo anoté en la boleta). “Ahora, cuando le llegue la próxima boleta, controle que ésta sea la lectura anterior. Cualquier cosa, dese una vueltita.”
Yo: (Sonriendo) “Perdoname, pero no sería más fácil que uds. llamaran a los usuarios un determinado día y nosotros les diéramos la lectura?”
EEE: (Entre carcajada y carcajada) “¿Sabe lo que perdería la empresa así? Ja. Ja.


Me entrega una hoja donde consta que la última lectura debe ser 1255 y yo me levanto y parto. Me siento como si hubiese presenciado un muy buen acto de magia. Roald Dahl dijo que “El que no cree en la magia, nunca la encontrará”, yo creo que hasta el más escéptico terminaría creyendo si estuviese en mis zapatos en este momento.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Diálogo con Empleada de Empresa de Energía

Después de recibir la boleta de la luz de la quinta con un ‘0 consumo’, y sabiendo que eso no puede ser, me dirijo a la oficina correspondiente.

EEE: “Buen día.”
Yo: “Hola. Mirá, vengo porque me parece que van a tener que revisar el medidor de mi casa porque_” (No me deja terminar)
EEE: “¿Tiene sobrefacturación? A ver.” (Y me extiende la mano para que le dé la factura, cosa que hago)
Yo: “No. No. Me da ‘0 consumo’ y_” (Oootra vez me interrumpe)
EEE: “No entiendo cuál es el problema. Viene con consumo 0 desde el 2do bimestre de este año.”
Yo: “Es que no puede ser.  En los dos bimestres anteriores estoy de acuerdo porque la casa estuvo cerrada y no fue nadie. Pero en este bimestre yo fui a cortar el césped, prendí la heladera, regué, en fin… No puede ser que no haya consumido luz. Van a tener que revisar el medidor.” (Omito agregar: ‘O decile a los que deben tomar la medida  que realmente vayan y miren el medidor’)
EEE: (Mirándome como si fuese extraterreste y finalmente cayendo en cuenta de cuál es el problema) “¿Ud. cree que consumió y quiere que se le facture?” (¡Y sí querida! No creo. Sé.)
Yo: (Con la paciencia con la que solía explicar la tercera condicional a mis alumnos - ¡y miren que se requiere paciencia para eso!) “Mirá, o el medidor no anda, o….” (Lo dejo ahí, pero la EEE inmediatamente completa la oración)
EEE: “O no pasaron a medir y repitieron las lecturas anteriores.” (Lo dice como alguien que declara que el sol sale todos los días)
Yo: “No sé. Lo que quiero es ver si el medidor anda y que me cobren lo que consumo.”
EEE: (Me parece que paso de la categoría ‘extraterrestre’ a ‘extraterrestre salame’) “Bueno, si a Ud. le parece…” (¿Estoy loca, soñando, delirando, o qué?) “Mire, hagamos esto, ¿Ud. va para allá ahora?”
Yo: “Sí, por eso_”
EEE: “Bueno, tome Ud. la lectura y anótela acá.” (Escribe algo como ‘Lect.’ en la mismísima boleta seguido de dos puntos para que yo registre la medición) “Ya le explico cómo se hace.” (Mira algo en la compu.) “¡Ah! El suyo es un medidor mecánico. Es fácil. Baje la tapa y mire los números no más.” (Tendría que mirar si anda primero, ¿no? ¡No se puede creer!)
Yo: (Sorprendida como argentino al que un arbolito le ofreciese el dólar a $8) “Eeee. Bueno. Pero mirá que vuelvo a la tarde, así que te tendría que traer eso mañana a la mañana recién.”
EEE: “No hay problemas. Fíjese y así salimos de la duda. Buenos días.” (O sea, andá hacé vos el laburo que debería realizar la empresa y después contame.)
Yo: “Hasta mañana.” (A ver si entiende que me va a ver mañana nuevamente)


Salgo de la oficina con la boleta en la mano y todavía no puedo creer lo que pasó. Subo al auto y mientras recorro la ruta en dirección a la quinta me pregunto si tengo una pinza para poder abrir la tapa del medidor y ¡qué puede pensar la vecina si me ve haciendo eso!