jueves, 30 de mayo de 2013

Diálogo con MOY en el día internacional de …

En uno de esos raros momentos cuando mi cerebro está completamente en blanco – cuando no hay ni media sinapsis, ¿vió?, desde lo más recóndito de la materia gris escucho:

MOY: “¡Viva la papa! ¡Viva la papa!”
Yo: (Totalmente sorprendida ) “¿Pero qué decís? No será ‘viva la Patria’? Si es así, estás media atrasada. Hoy es 30 de mayo.”
MOY: “¡Viva la papa, carajo!”
Yo:  “¿Pero de qué papa hablás? Si es por el Papa estás usando el artículo equivocado.”
MOY: “No me equivoco, ni me estoy refiriendo a Francisco ni a la otra ‘papa’ que podés estar imaginando. ¡Viva la papa, carajo!”
Yo: “Está bien. Me rindo. ¿De qué estás hablando?”
MOY: “Hoy es el día internacional de ooooootra boludez.”
Yo: “¡Y dale con la palabreja! Pero sigo sin entender _”
MOY: “Tus capacidades mentales van en picada.(¡Pero qué HDP!) Hoy es el día internacional de LA PAPA. La cosa redondita que se puede asar, hacer puré, _”
Yo: (Interrumpiendo) “Ya sé qué es una papa. ¿En serio me decís? No lo puedo creer.”
MOY: “Se ve que es importante entre las boludeces, porque le dieron un día internacional _”
Yo:  (Evitando la interminable discusión sobre ‘los días internacionales’) “Bueno, según dicen, la papa tiene muchas propiedades nutritivas. Es más, se dice que aporta más nutrientes que energía al organismo.”
MOY: “Y aporta al léxico también.”
Yo: “¿Eh?
MOY: “Y, mirá, tenemos ‘no entiendo una papa’, ‘no se una papa’, ‘no veo una papa’ – ese te viene bien a vos –  ‘el tema es una papa caliente’, ‘papita pa’ el loro’, ‘cuando las papas queman’, ‘algo o alguien es una papa’,  y muchas más.”
Yo: (Tratando que no se me note el estado de aturdimiento ) “Bueno, veo que has estado … eh… investigando expresiones idiomáticas españolas.”
MOY: “Apenas vi en google que era el día internacional de dicho tubérculo, me puse a ‘googliar’ sobre el mismo.”
Yo. “¡Epa! ¡Cómo saltás niveles de formalidad! Te voy a tener que atender más seguido o te vas a estresar de tanto ‘googliar’ y pensar.”  Mientras digo esto tipeo ‘dia internacional de la papa’ en el buscador… y me quedo atónita al ver … “¡Pedazo de idiota!  No es el día internacional de la papa. Acá dice que se celebra ese día en una ciudad de Perú!”
MOY: “A ver, a ver. No puede ser.”  Y lee la página que abrí.
Yo:  “Me parece que TUS capacidades mentales van en picada.” (¡Qué placer devolverle el golpe!)
MOY: “Pero… ¡cómo puede ser! ¡Si me fijé bien!”
Yo:  “Y, viste, ‘no veo una papa’  también se puede aplicar a vos.”


Espero la contestación unos segundos, y me doy cuenta que ya desapareció. No sé si alegrarme o empezar a temblar – ¡no creo que pierda una futura oportunidad de vengarse!

sábado, 25 de mayo de 2013

Diálogo con taxista

Paro un taxi frente a la escuela.  Después de tirar adentro el maletín, el bolsito, y los libros,  finalmente me dejo caer en el asiento. El taxista se da vuelta y…

T:  “Mire que esto no es transporte de carga, ¿eh?” Y se ríe.
Yo:  (Después de darle la dirección de casa) “Sí. Debe parecer que vendo cosas en vez de dar clases…”
T: “Naaa. No estaría tan hecha pelota si vendiera cosas” (¡Ah Bué! Se me debe notar el agotamiento … ¡o la edad!)
Yo: “Lo suyo no debe ser fácil tampoco.” (Me río y abro el maletín para ir sacando el monedero)
T: (Mirando por el espejo retrovisor) ¿No la levanté el sábado pasado?” (Bueno, ché, ¡cuidando las expresiones!) “Sí, seguro. Eran como las 5 y media de la mañana” (Va de mal en peor el hombre)
Yo: (Riéndome) “Menos mal que sí soy yo. ¡Mire si le dice eso a otra!”
T: Se larga una carcajada. “Sí, tiene razón. Pero la reconocí por el ruido del maletín.  (Bueno, siempre supe que no soy Angelina Jolie, pero ¡reconocerme por el ruido del maletín!)
Además, ¡ ya no estoy en edad de levantar otra cosa más que pasajeros!” (Bueno, Don, no quería saber tanto)
Yo: (Evitando el tema ‘levantada’) “¡Ah!  ¿Ud. era el que estaba resfriado?”
T: “Sí. ¡Qué memoria!” (Y, si vos te acordás de mí por el ruido del maletín,  ¡cómo no me voy a acordar de vos que me tosiste y estornudaste todo el trayecto!) “Ando mucho mejor ya. ¿Y a Ud. cómo le fue? ¿Cómo la trató el XX (nombre del colectivo que recorre la ruta 11 hacia el norte Santafesino)? ¿No la dejó a pata? Porque mire que se rompen dos por tres esos.”
Yo: “Sí, eso me dijo cuando me llevó a la estación.” (Y no menciono que también habló de accidentes los días de lluvia el muy HDP.) “No. Todo bien. Un poco de agua en la ruta, pero bien.”
T: “¿Y mañana va de vuelta? Porque ya podemos quedar para que la le_ (frena a tiempo) la busque, si quiere.”
Yo: “No. Voy cada 15 días no más.”
T: “Ah. Lástima. Un sábado a esa hora llevo borrachos, no más.” (Bueno, me levanta  la autoestima ser un poco mejor como pasajera que un borracho.) “¡No va a creer las cosas que han hecho en el taxi! Mejor ni le cuento.” (Sí, mejor, Don, ya estamos llegando y quiero poder cenar.)
Yo: “Ahí en la _” No me deja  terminar.
T: “Sí, ya sé, en la esquina, sobre la izquierda.”
Le pago,  junto todos mis bártulos y cuando estoy por bajar lo saludo:
Yo: “Bueno, buenas noches y que le sea leve el resto del turno.”
T: “Buenas noches, Sra. y si pide coche el otro sábado, seguro que la llevo yo. Y le puedo contar un par de cosas más de esa empresa con la que viaja.”


Camino los metros para llegar a la puerta de casa pensando seriamente en llamar otra empresa de taxis el sábado que viene.

domingo, 12 de mayo de 2013


Diálogo con Mi Otro Yo sobre el proyecto de ley de ‘blanqueo de capitales’.

Termino de escuchar diálogos grabados de los alumnos. Me saco los auriculares, cierro los ojos y me estiro para comprobar que todavía tengo brazos y espalda – sí, también lo que está debajo de la espalda. Es entonces, en el momento en que mi mente se pone en blanco, que MOY aparece.

MOY: “Bueno, menos mal que terminaste! ¿Y por qué no charlamos en estas dos semanas?”
Yo: “Por si no lo notaste, ¡estaba hasta las manos de trabajo!”
MOY: “Ummm. Sí. Me pareció que no te quedaba lugar libre en la cabeza. Pero yo quiero hablar de la futura ley de ‘blanqueo de capitales’.” (Se notan las comillas en su entonación)
Yo: “¿Por qué lo decís así? ¿Qué te molesta de ese proyecto de ley?”
MOY: “Lo mismo que a vos, tarada.”
Yo: “Pará. Pará. ¿A qué viene tal agresión?”
MOY: “Y, vos sabés lo que es aguantarme no charlar esto, eh? Vos siempre ocupada,¿ y yo  qué, eh?”
Yo: “Bueno, si te sentís relegada lo lamento. Pero me alegro que todavía no hayas dicho ‘la palabrita’. Vas mejorando.”
MOY: “No pienso que la ley sea una boludez.”
Yo:  “¡Y dale! Ya me parecía un milagro que no la usaras. A ver, ¿qué tenés para decir?”
MOY: “Que nuestro país se va a convertir en las Bahamas o las Caimán. ¿Te parece poco?”
Yo: “¡Ah! Las Bahamas, las Caimán. Me encantaría eso. Playas, sol, relax….”
MOY: “No te hagas la idiota. Sabés bien por qué lo digo. Un paraíso fiscal para los fondos de la trata, los narcos, el mercado negro de armas, de cualquier cosa, bah.”
Yo: (Viendo que no hay manera de zafar) “No creo, la verdad.”
MOY: ¿Cómo que no? Si nadie tiene que decir de dónde sacó la guita. Creo que si Al Capone estuviese congelado a lo Walt Disney, ¡ya se habría descongelado para comprar los ‘bonitos’ argentinos!”
Yo: “Uy, estás de terror hoy. En una época los suizos tampoco preguntaban de dónde venía la plata, ¿no? Y andá a decir que los suizos lavaban dinero negro.”
MOY: “¡Me importan un carajo los suizos! ¿Y los boludos que pagamos impuestos en tiempo y forma, eh? Es una tomada de pelo. No entiendo cómo vos estás tan tranquila.”
Yo: “Mirá. Yo lo pensé también. ¿Quién va a comprar unos bonos que no se sabe si te los van a pagar algún día? Duele decirlo, pero en el exterior ya no nos creen ni el padrenuestro. ¿Y qué narco que se precie de tal es idiota? Ninguno. ¿Y que te los paguen al dólar oficial? Ja Ja.”
Silencio por unos minutos – pienso que desapareció, pero…
MOY: “Capaz que tengas razón, ¿sabés?”  (¡IN-CRE-I-BLE!) “Pero duele igual, ¿no? Que se intente captar esa guita, digo.”
Yo: “Esta vez te doy toda la razón. Sí. Duele igual….”
MOY: “Bueno, lo de hoy ha sido deprimente. Así que me voy con una cita de la escritora y socióloga española Concepción Arenal: ‘El dolor es la dignidad de la desgracia’.

Y desaparece como llegó. De golpe y dando golpes bajos.