Y
empieza la saga “Todo bicho que camina va a parar al cortador”.
Diálogo
con personal a cargo de colonoscopía (secretaria, anestesista, doctor)
Somos
varios sentaditos en sillas de plástico esperando que alguien nos busque para
dirigirnos (no vaya a ser que nos perdamos) a las salas de endoscopía. Un
acelerado tip tap tip tap nos anuncia que
nuestra guía se aproxima sobre tacos altos.
S:
“Bueno, chicos, síganme”. Menos mal que no agregó el ‘no los voy a defraudar’.
“Los acerco a la fiestita”. No parece reparar en que el chiste no causa mucha
gracia, pero me da penita que su esfuerzo se desperdicie, así que me acerco y
casi al oído:
Yo:
“No sé cómo será la fiestita, pero la previa fue una cagada - literalmente”.
S: “Ji
ji”. (¿Quién se ríe así hoy en día?) “Ahora esperen acá. ¡Y suerte!”.
No
llego a sentarme porque me llaman y desaparezco tras una puerta donde me dejan
como vine al mundo, solo cubierta con una bata y subo a una camilla donde me
ponen de costado, traste al aire.
D:
(Dirigiéndose, supongo, a la anestesista) “Ojo con darle mucho ‘gas’ a la
señora, que por la voz es fumadora”.
Yo:
(Levanto el pulgar) “EPOC leve diagnosticado”. El doctor se ríe y la carga a la
anestesista.
D:
“¿Ves? ¿Ves? Así vas a tener la voz en
un tiempito si seguís fumando”.
A:
“Cada uno lidia con el estrés como puede”.
Yo: “Y
mi voz también está hecha percha por de 34 años de docencia”. (¿¡Por qué no
puedo cerrar la boca aunque sea en estas circunstancias?!)
D:
“¿Profesora de qué?” (Me metí en terreno peligroso, ¡que lo tiró!).
Yo:
(Mientras inspiro y expiro ‘el gas’)
“Mmmm. Si ya tenés el endoscopio en la mano, no sé si me conviene
contestar”.
D: “Ja
Ja ¡Seguro que profe de matemáticas! Todavía odio la matemática”.
Yo: (Bueno,
parece que el ranking de ‘Vieja Ch…a De’ no lo encabezo por el momento) “Soy …eee…
fui profe de inglés”.
He aquí
que el Doc me sorprende cantando una vieja canción en inglés – o en algo que cree que es
inglés.
Yo: “¡Ay!”.
D: “Todavía
no empecé. ¿Le duele algo?”. Me gana de
mano la anestesista:
A: “¡Los
oídos le duelen de escucharte a vos!”.
Todos
nos reímos y se acaba la joda. En ningún momento me duermo del todo y escucho
que la discusión sobre materias odiadas sigue...
Ya en
sala de recuperación, vestida y sentada en la camilla espero al Doc que aparece
en no más de 10m.
D: “Lamento
tener que decirle esto a alguien con quien la pasamos re bien ahí (gira la
cabeza hacia la sala del estudio) pero no espere el resultado de la biopsia y
consulte un cirujano lo antes posible. Esto
(señala un pólipo en una de las fotografías que más bien parece un pulpo
deformado) no me gusta nada”. ¡Chan!
Yo: “Bueno,
primero, (me sonrío) no tiene por qué gustarle”. Y segundo, a buen entendedor…”
D: Me
da un abrazo. “Otro consejo: no lo gaste al cirujano si cree que habla inglés y
es una papa como yo”.
Yo: ¿Estás
loco? Vos sacás fotos, ¡el otro tiene bisturí en la mano!”
El doc
me da un abrazo y riéndose, se aleja con
su metro ochenta y cabeza llena de rulos, saludándome con la mano.