Diálogo con Especialista en Calefones
Abro
la puerta y…
EC:
“Buen día, Sra. Soy el especialista en calefones. Hablamos esta mañana”.
(Bueno, esta mañana pensé que hablaba con un plomero o gasista, o una
combinación de ambos. ¿Pero… ¡¿‘Especialista en calefones’?!)
Lo
hago pasar y lo llevo frente al aparato infame que me está haciendo la vida –
en realidad el invierno – un infierno. (Aunque esto parezca una contradicción, Uds.
me entienden, ¿no?)
EC:
“Marca noble ésta. Pero tiene sus años,
¿no?”.
Yo: “Y,
sí”. (¡Ni pienso decirte cuántos!).
EC: “¿Y
cuál es el problema?”.
Yo:
“Calienta cuando quiere – y no es justamente cuando te bañás”. (Casi digo ‘calienta
cuando se le calienta’ pero evito la redundancia a tiempo).
EC:
“¡Ah! Sos temperamental, mi amigo”. (Dice esto mirando al calefón. Estoy por
reírme cuando recuerdo que yo hablo con los gatos, perros y plantas, y freno la
risa).
EC: Se
coloca unos guantes cual cirujano dispuesto a usar el bisturí. “¿Alguna otra
cosa?”.
Yo: “Hace
un ruido raro”.
EC: “¿Raro
cómo?”.
Yo: (¡Que
te tiró! ¿De dónde saco una onomatopeya que refleje lo que hace el calefón?) “Eeee…
no sé cómo describirlo, la verdad”.
Acto
seguido, procede a desplegar una serie increíble de combinación de sonidos para
ver si identifico ‘el ruido’. Ante cada uno yo niego con la cabeza. ¡Y no puedo
evitar pensar que sería un maravilloso alumno de fonética!
Yo: “Te
abro la llave del agua así lo escuchás vos mismo”. El aparato maléfico se toma
su tiempo – la llama se mantiene baja
por unos momentos y luego aumenta un poco para finalmente empezar con su … eee…
‘recital’’.
EC: “¡Ah!
¡Pero Sra.! Todos los calefones crepitan”. (¡A la miér… coles! ¡Y yo que sólo vi la
palabra ‘crepitar’ en alguna que otra novela en contexto romántico de chimenea
y pareja disfrutando de las llamas!). “Eso no es ninguna anormalidad. Los
quemadores deben tener residuos que impiden que la llama fluya normalmente”. (¡¿Por qué no decir solo ‘los quemadores están
sucios?!)
Yo. “¡Ah!”
(¿Qué quieren que diga? Ya me dio jaque mate en cuatro jugadas: ‘temperamental’, ‘crepitar’, ‘anormalidad’,
y ‘la llama fluye’).